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Pequeñas especies

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

SER PADRE, ES LA ÚNICA PROFESIÓN EN LA QUE PRIMERO RECIBES EL TÍTULO Y LUEGO CURSAS LA CARRERA

AYÚDAME Señor, te lo suplico, a entender a mis hijos. A escucharlos pacientemente cuando tengan algo que decirme, y a contestar sus preguntas sin alterarme. No permitas que los interrumpa y menos que los contradiga sin razón. Concédeme la gracia de ser siempre tan cortés para con mis hijos, como yo quiero que ellos lo sean conmigo cuando crezcan.

DAME el valor suficiente para confesar mis faltas contra mis hijos, y para pedir su perdón cuando sienta que les he hecho algún daño.

NO PERMITAS nunca que hiera con mis actos los sentimientos de mis hijos. Evita que me ría de sus errores o que los castigue avergonzándolos o poniéndolos en ridículo. Jamás permitas que induzca yo a mis hijos a mentir o a tomar lo ajeno. Guíame siempre señor, hora tras hora, para que pueda yo demostrarles con todo cuanto haga o diga, que sólo la honestidad y la honradez traen consigo la felicidad.

HAZME cada día más humilde y deje de reprenderlos continuamente. Cuando me salga de mis casillas, ayúdame Señor a contener la lengua.

CIÉGAME para no ver los pequeños errores de mis hijos, pero dame tu luz para ver bien las cosas buenas que tienen y que hacen.

PON SIEMPRE en mis labios la palabra justa para cuando merezcan un elogio. Ayúdame a tratarlos de acuerdo con su edad y no permitas que exija de ellos que razonen como adultos y tengan el juicio que sólo da la experiencia.

NO PERMITAS que les robe la oportunidad de cuidarse ellos mismos y de que piensen y lleven a cabo sus propias decisiones. Una cosa sobre todo te pido Señor: No permitas que llegue a castigar a mis hijos tan sólo para satisfacer mi egoísmo: Que nunca descargue sobre ellos mi ira. Permíteme que pueda yo concederles todas las satisfacciones que sean razonables, pero al mismo tiempo haz que tenga el valor suficiente para no concederles cualquier privilegio que pueda perjudicarles.

PERMÍTEME que sea yo equitativo, tan justo y amigable para con mis hijos, que ellos sientan auténtica estimación por mí.

CONCÉDEME finalmente, ¡Señor Todopoderoso! Que sea siempre digno de que mis hijos me amen y de que me imiten en lo bueno.

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