AMA TU TRABAJO Y NO TENDRÁS QUE TRABAJAR UN SOLO DÍA DE TU VIDA
Uno de los recuerdos más gratos que guardo desde que me inicié en la clínica de las pequeñas especies, fue cuando mi hijo Paco, que tenía cinco años de edad, al ver el consultorio terminado y equipado, con un aroma a flores, aún sin pacientes, me preguntó que si le obsequiaba la clínica. Me extrañó y a la vez se me hizo muy conmovedora la pregunta, pensé, tal vez va a seguir los pasos de su padre y me dio mucho gusto su petición.
Han pasado casi treinta años y de mis cuatro hijos, Paco fue el único que se alejó de la profesión dedicada a los perros y gatos, se recibió de Administrador de Empresas, Alejandra es veterinaria dedicada a su clínica veterinaria y a la docencia, Carolina y Sofía cursan el quinto año de la carrera de veterinaria y son nuestras asistentes en las respectivas clínicas.
Una de las causas por las que decidí escribir el presente artículo, fue por las historias de perros y gatos de la experiencia diaria de varios años de trabajo y los casos clínicos que resultan verdaderas anécdotas que platican los colegas en las reuniones mensuales de nuestra asociación. Definitivamente, no todas las historias tienen un final feliz, todos los veterinarios que se dedican a la clínica de cualquier especie animal, han vivido situaciones difíciles y de mucho estrés, y más cuando los dueños de los animales no comprenden los riesgos de una cirugía o simplemente el organismo del paciente no responde a los medicamentos y llega a fallecer.
En este tipo de actividad, vemos la más variada clientela que se pueda imaginar, niños que encuentran un ave herida, la tarántula que no quiere comer o el pez que amaneció triste, así como familias de escasos recursos con un enorme amor a los animales que prefieren atender a su mascota enferma, que ellos ir al médico, igual quieren a sus nobles mascotas, la familia del gran empresario, la del profesionista o la de un empleado.
Todos, absolutamente todos los dueños de mascotas son personas de sentimientos nobles, desde el momento que hicieron el compromiso de hacerse cargo de un animalito, hicieron un pacto para toda la vida, donde éste va a estar a expensas de sus dueños a cambio de alegrarles el corazón.
A través de los años dedicados a la clínica veterinaria, nos hemos dado cuenta que esta alianza tiene un hechizo sorprendente que transforma a las personas; a la gente seria y callada la vuelve alegre y comunicativa, a los niños desconfiados y tímidos los convierte en seguros de sí mismos y extrovertidos, a los ancianos adustos y malhumorados los transforma en gente amable y servicial.
Afortunadamente, en la clínica de pequeñas especies me atrevo a decir que la mayoría de nuestros clientes son personas de buenos sentimientos y es un verdadero placer trabajar para nuestros pacientes, así como para sus dueños, y decirles que cuentan con la reciprocidad del agradecimiento con la que nos honran el valor de su confianza.
Pequenas_especies@hotmail.com