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PIÉNSALE, PIÉNSALE

ARTURO MACÍAS PEDROZA

"NO CREAN QUE ESTAMOS TONTOS"

¡Si no es porque lo estamos viendo no lo creeríamos! La democracia en su más mínima expresión: Campañas que dejan mucho que desear por el dispendio, por lo poco propositivas, y la poca creatividad; con una participación ciudadana muy baja, con una población manipulada y una apatía generalizada. Anima sin embargo lo que contestó una señora cuando trataban de explicarle las artimañas de los partidos para ganar el poder: "Ya sabemos cómo se las gastan, pero ni crean que somos tontos". Sólo la participación social y política bien informada podrá demostrar a quienes creen poder seguir haciendo de las suyas, basados en la supuesta ignorancia de la población que no somos tontos. La maquinaria de la mercadotecnia y la manipulación mediática no le será tan fácil convencer a una población lagunera que ha despertado y se prepara a una nueva primavera, basada en un mayor nivel de formación y grupos organizados que están a la vanguardia en número y calidad de propuestas, iniciativas y agendas ciudadanas.

Hay sin embargo elementos muy bien elaborados dentro de las prácticas antidemocráticas que no hay que olvidar y que tendrán una influencia importante: estructuras de poder y "cuadros" de control que aún funcionan, clientelismo, desánimo de muchos desesperanzados, apáticos que no les interesa o no les conviene participar en las acciones de la comunidad pensando erróneamente que no les afecta, la falta de liderazgos auténticos que arrastren con el ejemplo, el miedo también tiene a muchos paralizados al creer en falsas amenazas de diverso origen, por último los que no piensan, los que han renunciado a su dignidad vendiéndola por un plato de lentejas.

El engaño está a la puerta para tratar de convencer a la población, pero no cuenta con el hartazgo y enojo de una comunidad organizada y más preparada, que está sumando cada vez más gente a la participación, que están haciendo su propia reflexión y desenmascarando los engaños velados, que están llamando no sólo a protestas sino a propuestas viables y medibles, concretizadas en un plan bien elaborado (agenda ciudadana), que no es sino el fruto de una reacción propia de una población lagunera que se distingue por su empuje. Este plan no debe ser "tomado en cuenta" o "considerarlo" como si fuera una petición de algún grupo en particular, sino como el mandato que está haciendo la sociedad organizada a los que quieren ser sus representantes políticos en los diversos puestos del gobierno. El que gane tendrá sobre si promesas por cumplir, políticas públicas propuestas a corto, mediano y largo plazo, organismos vigilantes coordinados por el observatorio ciudadano y ciudadanos no sólo críticos, sino participativos. Candidato a los diversos puestos de elección popular: ¿Quiere servir a la ciudadanía? Ahí está el camino. Será una gran ayuda. ¿Quiere servir a otros intereses? Mejor ni se meta. Tendrá muchas dificultades si quiere caminar en sentido diverso a la propuesta ciudadana.

Mientras sigamos sin exigir a quienes están encargados del gobierno y la política, seguirán creyéndonos incapaces de gobernarnos, seguirán considerándonos tontos y "haciéndonos el favor" de ayudarnos. En cambio, si somos una comunidad que piensa y exige, estarán obligados a responder con capacitación y eficiencia. La democracia moderna necesita realizarse efectivamente en una forma de gobierno que sea realmente "gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo" (Jaques Maritain), y esto se basa en el gran principio de la igualdad esencial de los seres humanos, base para la liberación, la esperanza y la paz, que puede levantar de la servidumbre y de la corrupción. La obra política es hacer la vida común mejor.

Pero la vida común necesita la participación de todos. Es una casa de todos en la que todos tenemos que ser partícipes, como clave de la democracia moderna. Cada vez son más en La Laguna los que quieren asumir plenamente la responsabilidad de vivir en sociedad y ser coautores del orden político-jurídico que proteja los derechos de la persona, condición necesaria para participar activamente, a fin de que todos los ciudadanos y no solamente algunos privilegiados, puedan hacer uso efectivo de los derechos humanos" (Gaudium et Spes, 73). La dignidad humana reclama que se participe en la vida pública, de lo cual se sigue que excluirse o ser excluido de la participación es una pérdida de su misma dignidad humana. La población por fin despierta de su largo letargo en que yacían y asumen una actitud nueva que interpela, critica, desconfía y propone. Después de amargas experiencias, se opone a toda concentración de poder, intocable o incensurable, y claman por un sistema de gobierno más en consonancia con nuestra libertad y dignidad.

El cambio necesario de las estructuras es expresión externa de nuestra propia conversión personal y colectiva respecto al ideal de una vida humana digna y feliz. Sin democracia política, sin elecciones verdaderamente libres y respetada, no es posible el desarrollo económico y social. No habrá auténtica democracia si no se superan las deficiencias que la rodean y la caricaturizan: partidocracia, falta de respeto al sufragio, no división real de poderes, atropellos a los derechos humanos, falta de libertad de prensa, normas inequitativas de la distribución de la riqueza, falta de jerarquización y transparencia del gasto público, el poder como botín y no como vocación de servicio… No podrá haber democracia ahí donde le hombre no es "de hecho el sujeto, el fundamento y el fin del orden social" (Pio XII) y el pueblo no participa activamente de la construcción de su propio destino.

Hoy como nunca, se vislumbra un cambio profundo a la democracia, como exigencia de la dignidad humana.

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