"EL ESPACIO PÚBLICO, LUGAR DE CIUDADANIZACIÓN"
El espacio público es más que una plaza o una calle, es el lugar donde convive la gente, lo que concierne a todos, lo que corresponde a la comunidad, y es la comunidad la que le da a la autoridad la misión de administrarlo; en el modo de manejar esos espacios públicos, se puede valorar la calidad de la autoridad: La intensidad, la calidad de las relaciones que se gestan en él, su capacidad de integrar grupos y comportamientos, de promover identidad, de ser espacio de expresión y de integración cultural.
Cuando hay vacío de autoridad, los espacios públicos son tomados por vendedores, franeleros, cantantes y hasta organizaciones delictivas; otras veces, la misma autoridad puede ceder los espacios públicos para propósitos mezquinos o particulares.
En su concepto más amplio, el espacio público incluye ámbitos virtuales como el internet, el espectro para la trasmisión radial o televisiva, espacios de expresión escrita, circulación en vehículos, transporte público, etc. Cuando se hace bien esta tarea, los espacios públicos se convierten en el lugar privilegiado para ejercer ciudadanía, el lugar común de todos los ciudadanos. Nuestra joven Región Lagunera tiene aún mucho trabajo para configurar su esencia. Una buena administración de "la cosa pública" formará una identidad regional y en particular de cada parte que conforma nuestra Comarca (ciudades, colonias, barrios...). No es fácil liberarse de particulares u organizaciones que se han adueñado de lo que es nuestro, de quienes lucran con las concesiones. Es ahí donde la autoridad tendrá que ser tal, apoyada por la comunidad y los poderes que se le han dado para ello, evitando vacíos de poder, componendas o arreglos por debajo de la mesa.
Pero la debilidad de la cultura democrática de los ciudadanos, expresada con la distancia que los separa de los procesos de toma de decisiones sobre la vida pública, de la desconfianza en el cumplimiento de las normas y del desencanto con los resultados entregados por las instituciones publicas, hace que sean deficientes las condiciones en que se vive y convive en el espacio público. Trabajar por revertir esta debilidad democrática se convierte en prioritario para la ciudadanización.
El espacio público requiere el interés de todos para que sea útil a todos y no botín de uno cuantos. Es crucial para la ciudadanía recuperar los espacios para que sean accesibles a todos, para que sean espacio de creación de comunidad política fundada en instituciones y valores que hacen del lugar común una especie de "hogar" público. Podrá fortalecerse el espacio público vigilando las acciones de la autoridad por medio de la deliberación y toma de decisiones, así se promoverán mejores políticas públicas y se incrementará la responsabilidad de los medios de comunicación generando así certidumbre y seguridad. Se requiere también una buena información como fuente intangible de expresión de preferencias, evaluación de gobiernos, toma de decisiones y mecanismos claros de rendición de cuentas. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de formar una opinión adecuada acerca de los asuntos públicos. Al no existir la libertad de prensa, este espacio público se hace frágil y las percepciones y comportamientos se basan en imprecisiones, prejuicios y manipulaciones que restan racionalidad a la actuación en el espacio público entendido éste en sentido amplio.
La administración de la cosa pública requiere un Estado de derecho donde todos puedan acceder sin distinción al respeto y protección de los derechos civiles, libertades y garantías políticas, una cultura de la legalidad que permita la administración del poder. Un Estado débil no tiene la capacidad de poner orden y gobernar la "civitas" y sólo es usado para servir a poderes económicos, organizaciones delincuenciales o internacionales, requiere el apoyo de la ciudadanía. Una acción conjunta del gobierno, con las organizaciones privadas y sociales para actuar con deliberación, interacción, interdependencia, coproducción, corresponsabilidad y asociación.
Y como se trata de fomentar la participación de todos en el espacio público, la aplicación de la perspectiva de género es necesaria para no restringir la valiosa presencia de mujeres en el acceso al poder político.
También, es necesaria la interculturalidad, que reconozca y garantice sus derechos a pueblos originarios, aceptando que todas las culturas, como todas las personas, son igualmente dignas y valiosas. Ante el fracaso del sistema neoliberal, las culturas tradicionales son la respuesta para retomar el rumbo de una humanidad sabia, sin descuidar el resarcir el daño histórico de los grupos sociales injustamente discriminados.
El empoderamiento de la ciudadanía se dará, si se implementan las condiciones necesarias para que se apropie del espacio público mediante la participación a fin de que accedan al poder, a las decisiones y a la rendición de cuentas. Los partidos políticos y los gobiernos deben retomar su responsabilidad de alentar y propiciar la participación ciudadana efectiva en la gestión pública.
Tomando en cuenta estos criterios, pensemos lo que hay qué hacer (gobierno y ciudadanía) con situaciones como cantantes y vendedores ambulantes apropiados de buena parte de nuestras plazas laguneras, de lavacoches adueñados de espacios públicos, de sindicatos de transportistas cerrando calles, de las limitaciones de la aplicación UBER, del rumbo que está tomando el proyecto del Metrobús, del descuido de parques y jardines, del uso particular de banquetas y calles, del volumen de sonidos en la vía pública, de espacios públicos dañados, calles, sucias, juegos infantiles sin reparar, de retenes…
Y en otro nivel de espacio público, la calidad de programas televisivos, de informes gubernamentales, de manipulación de la voluntad política en las elecciones, de la apatía y falta de participación en la elección de representantes, del uso de las redes sociales…
En el espacio público, se define y se teje la ciudad, pues en ella se configura la cultura de la comunidad, lo conforman todos los lugares de encuentro, lo que crea ciudad, lo que la cohesiona y la redefine continuamente. Promovamos y defendamos el espacio democrático en el que todos tienen derecho a intervenir, donde se dejan a un lado las desigualdades para determinar un bien común; donde el ser humano se vuelve un sujeto político.
Por: Arturo Macías Pedroza