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ARTURO MACÍAS PEDROZA

IMPORTANCIA DE NUESTRA PARTICIPACIÓN ANTE LA COYUNTURA DE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

Ante la cercanía de las elecciones del 2018 en nuestro país, comienza a moverse los hilos de la política. Personajes de siempre y algunos nuevos ponen su grito de "aquí estoy". La lista comienza a ser larga y hasta desagradable por los rasgos de cinismos, de comicidad, de sagacidad o ironía que se perciben en unos y otros de los "apuntados". ¿Será que las promesas de siempre volverán a hacernos caer en lo mismo? ¿Aún quedan esperanzas para algunos? ¿Las promesas de un "mesías" tendrán eco en una población cansada o enojada? ¿Hay una verdadera opción de cambio? y sobre todo, ¿qué importancia tiene nuestro papel en esta coyuntura histórica?

El contexto mundial espera una transformación radical. El sistema neoliberal ha llevado al planeta no sólo a una crisis ecológica sino también social, al crear en todo el mundo un sistema consumista que ya no puede más sostenerse. La contaminación y la pobreza son consecuencias de ello. El planeta está pidiendo a gritos un cambio que, sin embargo, no se dará automáticamente. El sistema socio-económico dominante se resiste a caer, no obstante su probado fracaso para la humanidad, y no le importa la catástrofe mundial que provoca destruyendo todo lo que toca, incluso a sí mismo. Aunque es insostenible, no podemos esperar que el sistema arrastre a la humanidad a una catástrofe mundial para poder empezar a cambiar. ¡Sería tal vez demasiado tarde!

El momento mexicano en el próximo año tendrá consecuencias a nivel internacional: a México le corresponde iniciar este cambio transcendental que la civilización espera y que va más allá de cambio de poderes. Si las elecciones locales del pasado 4 de junio tuvieron su importancia a nivel nacional, las del año próximo son todo una acontecimiento: "El detonador mexicano", "el efecto tequila", la primavera de México" "el despertar azteca", o de alguna otra manera será bautizado este importante momento histórico, que desde estas tierras se está cocinando para el orbe. El lugar estratégico que tienen en el concierto de las naciones debido a su cercanía con el país que enarbola la bandera del capitalismo, además de la riqueza cultural de México, se conjuga con el momento histórico que viven ambas naciones con sus crisis particulares que, no obstante las diferencias, están conectadas con la debacle de un sistema caduco, del cual toda la humanidad padece. Es por ello que el próximo año será fundamental las transformaciones que el país, es decir, nosotros, decidamos realizar.

Sin embargo este cambio tan necesario, puede ser detenido por las fuerzas de los poderes fácticos que no quieren ceder sus privilegios, por la inconsciencia de la responsabilidad histórica que cada uno tenemos, por la dispersión de fuerzas de quienes pregonan un cambio pero no se unen para realizarlo, por la apatía de los desesperanzados, por la manipulación de quienes sólo ven sus beneficios particulares, sin saber que ellos mismos cavan su propia tumba.

México necesita un proyecto de nación que enarbole las esperanzas de toda la humanidad. No es nacionalismo sino conciencia de nuestro papel. En la nueva época que se está construyendo todos tienen una responsabilidad y cada uno tendrá que asumir la suya: cada persona, cada nación desde sus posibilidades y cualidades; ésta es la nuestra.

¿Qué características debe tener esta primavera del mundo cuyo botón inicial desde México, repunta y perfuma al planeta?: Una fuerza participativa global. Una ideología alternativa que realmente sea un cambio, un liderazgo que unifique a las diversas tendencias que buscan también ese cambio, un apoyo internacional que no sólo "simpatice" sino que sea capaz de compartir, apoyar y repetir las experiencias de transformación. ¿Quién podrá unir tales condiciones? ¿Habrá en el pueblo mexicano respuesta hacia esta propuesta? ¿Podrá cambiar mentalidades y actitudes de quienes viven en un sistema que parecía el único? ¿Convertirá a quienes viven o sobreviven con la propuesta actual? …

Son muchas las preguntas por responder. El descontento, enojo y hartazgo de una sociedad mexicana tendrá que ser orientado sabiamente para tomar un cambio verdadero. Los pueblos originarios (no sólo indígenas) están preparando una propuesta basada en la armonía con la tierra por parte de una mujer indígena, María de Jesús Patricio Martínez, quien resume y representa los daños y abusos de la que han sido objeto no sólo los indígenas, sino la gran mayoría de la población, y enarbola un cambio verdadero y una propuesta alternativa al sistema capitalista-consumista-neoliberal; con el apoyo nacional e internacional y elegida por Congreso Nacional Indígena que tiene ya una larga trayectoria que no se reduce a un grupito de indígenas del país (un 10 % de la población nacional es indígena).

¿Una mujer e indígena de presidenta? ¿No es demasiado para un pueblo machista y que margina a los indígenas? Valdrá la pena conocer su propuesta y discernirla junto con las demás que ya están sobre la mesa.

Piensalepiensale@hotmail.com

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