EL COSTO DE LA DEMOCRACIA
La publicidad de varios partidos unidos en una sola manta me llamó mucho la atención. No había más pintas ni más propaganda. Fue hace más de treinta años en el pintoresco poblado de Sain Alto, en el estado de Zacatecas que pude ver una muestra de civilidad: los candidatos se habían puesto de acuerdo para poner su publicidad conjunta y con ello ahorrar y conservar limpia la ciudad. Después de haber pasado por otros municipios que también estaban en campañas políticas pude ver la diferencia en el ambiente y en el ánimo de la gente.
El INE (Instituto Nacional Electoral) va a gastar 25 mil millones de pesos en gastos operativos, partidos y candidatos independientes, además de 6 mil millones más por parte de erarios locales; estas cantidades que son el monto más grande de la historia, han causado una gran ola de críticas en todos los medios, sin embargo, viendo que hay un gran déficit en la calidad de la ciudadanía, el monto que parece exagerado, sería insuficiente para promover la democracia, aun en el hipotético caso de que no se desperdiciara o se convirtiese en basura, en dádivas, en actos de corrupción, en compra de votos o en propaganda vacía de contenido (incluyendo los millones de spots televisivos y radiados).
Utilizar el dinero para promover verdaderamente la democracia incluye acciones que le competen originariamente a los partidos y a las instituciones como el INE: Educar en la democracia, promoción del voto, formación de la ciudadanía para hacerlos participativos, promoción de la cultura cívica, información clara y precisa de las políticas públicas, enseñar a exigir, a juzgar, a discernir, a conocer las acciones que corresponden a sus representantes, dar a conocer como funciona y como debe funcionar la democracia, … El dinero es de todos, y lo mejor sería que se utilizara correcta, eficiente y transparentemente. Es cierto que faltan hospitales, escuelas y carreteras, es cierto que hay muchas necesidades urgentes en muchas áreas. Pero la promoción de la participación ciudadana, es básica para superar las demás necesidades y romper el círculo vicioso: "corrupción - falta de participación". Lo que molesta a la ciudadanía es la convicción de que el uso de ese dinero será para otras cosas que no son democratizadoras y a muchas veces incluso antidemocráticas.
La debilidad de la cultura democrática de los mexicanos, se expresa en la distancia que separa a los ciudadanos de los procesos de toma de decisiones sobre la vida pública, la desconfianza en el cumplimiento de las normas y del desencanto con los resultados entregado por las instituciones públicas. No nos sentimos parte de las decisiones políticas que afectan nuestra vida cotidiana; el poder distribuido en instituciones democráticas no ha sido ejercido democráticamente; es evidente la necesidad de fortalecer la cultura democrático de México.
Una de las razones que se esgrimen para financiar a los partidos, es evitar que influyan los poderes fácticos en las decisiones del poder público en México; el financiamiento de capitales privados (poderes económicos o narcotráfico) abriría las puertas para mover intereses mezquinos en la política (más de los que ya existen). Pero una buena razón para justificar el gasto de estas carretadas de dinero, es la promoción de la cultura cívica. El informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México hecho por el Colegio de México (1914) marca muchas deficiencias que el INE está tomando para revertirlas con un plan de promoción de la democracia llamada "Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017 - 2023". Este plan ataca las problemáticas de la falta de acceso a la justicia y de las deficiencias en el estado de derecho, de la baja calidad en la participación electoral y el abstencionismo, además de otros aspectos de participación no propiamente electoral, que han creado un desencanto con la democracia y un descrédito de los partidos políticos e instituciones a su más bajo nivel.
El descrédito de los partidos políticos es porque han olvidado su principal papel de promotores de la democracia. El uso de los recursos que se les han destinado deberían ser para este fin; a fin de cuentas es dinero del pueblo y por lo mismo tiene derecho a que sea usado para los fines que corresponden; no hay democracia cara si se promoviera verdadera democracia, pues redundaría inmediatamente en beneficios concretos: desde el aumento del respeto a los derechos humanos, hasta la elección de los mejores elementos para ocupar los cargos públicos, pasando por tener los medios suficiente para exigir la rendición de cuentas al ejercicio de la autoridad y al uso de los recursos públicos, la superación de la discriminación y la marginación causados por la pobreza o ignorancia y un mejor papel de los medios de comunicación. Ese dinero tiene fines nobles y pertenece a la comunidad, por lo tanto tiene derecho exigir que se utilice bien y para lo que debe ser.
El diseño de las acciones para el uso de los recursos requiere la intervención de todos para que se garantice atacar las causas de la debilidad democrática. Hay planes muy buenos en los partidos y en las instituciones como el INE, que requieren hacerlos factibles; esa gran cantidad de dinero repartido a las instituciones y partidos le da la posibilidad de ejercer acciones liberadoras. Al reclamo generalizado ante la enorme cantidad de recursos erogados, debe responderse con programas y resultados concretos por parte del INE y de los partidos políticos. Un plan de promoción de la democracia, la participación y la ciudadanización, apoyado por la ciudadanía, sabrá ser el mejor método para recuperar la credibilidad en las instituciones y partidos políticos. Si está usted inmerso en un partido o en un grupo de participación ciudadana, aproveche esos recursos y trabaje para la educación y participación ciudadana. piensalepiensale@hotmail.com
