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Piénsale, piénsale

ARTURO MACÍAS PEDROZA

DE LA CULTURA DE LA VIOLENCIA A LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ

La cultura es, sobre todo, un comportamiento cotidiano que refleja la forma de ser de cada cual, el resultado de sus percepciones y reflexiones, la respuesta personal a las cuestiones esenciales. A partir de procesos patológicos fomentados por la manera actual neoliberal de la competencia y el desarrollo individual en base a la lucha fratricida, se ha desarrollado la violencia como un fenómeno psicosocial y cultural, internalizado en las formas de percibir y conducirse ante el mundo y, por tanto, en las formas de responder ante las circunstancias que éste plantea. Estamos en una cultura de malos tratos, que en sus extremos da las experiencias de diferentes violencias y se traduce en situaciones de explotación de la naturaleza y de los congéneres que, desde esta perspectiva, ya sólo son enemigos. Se dice que existe una cultura de la violencia cuando las acciones de naturaleza violenta suelen ser el patrón legítimo de respuesta frente al conflicto. La violencia resulta ser el mecanismo comúnmente empleado y también aceptado para resolver conflictos y mantener conflictividades (a través de las conflictividades se perpetúan las inequidades y las exclusiones de todo tipo, con lo cual suelen beneficiarse unos grupos, obviamente, en detrimento de otros).

¿Cómo salir de esto? Desde la educación a la paz y la propuesta de los derechos humanos en los 90, se va descubriendo en las profundidades de la cultura nacional, habilidades y competencias heredadas como patrimonio histórico, social y cultural de nuestros pueblos originarios. Estas características no son compatibles con la inhumana violencia neoliberal imperante, experiencias de solidaridad, colaboración, organización y buen trato, se convierten en herramientas para construir la paz. Un ejemplo es el carácter alegre y abierto que distingue a nuestra Comarca, que no es sólo un rasgo de personalidad social, sino una herencia valiosa que pertenece a nuestro ser lagunero para construir relaciones cada vez más humanas. Como consecuencia de ello, son los diversos grupos y asociaciones tan vivas y especiales, que han surgido entre nosotros para motivar la participación social y la solidaridad en nuestra región. A nivel nacional, los terremotos no sólo han sacado a la luz las perversiones de un capitalismo neoliberal que no se interesa por el otro, sino también han desenterrado el tesoro de nuestras riquezas humanas y culturales.

La explotación, violencia, sumisión y manipulación del pueblo, deberá ser rechazado por esta promoción y crecimiento en nuestra capacidad de tratarnos bien, traducida en una reacción fuerte y organizada que vaya construyendo una nueva cultura de colaboración, que desplace la cultura de la violencia. Estamos en un proceso de entender e integrar una nueva forma de relación, interiorizarla y concebirla anclada en nuestra vida, y potenciarla en las esferas de las diversas relaciones. El objetivo es llegar a una cultura que retome y actualice lo mejor de nuestra evolución, para reconciliarse con el hermano, con la naturaleza, consigo mismo y con Dios.

Hay que ir cambiando, tanto a nivel externo como interno, patrones de expresión asociados al maltrato y a la violencia, hasta traducirlos en elementos culturales. La resistencia a este cambio implica una verdadera transformación crítica de las estructuras violentas actuales, de mentalidades arraigadas, de poderes violentos que quieren mantener el status quo que les beneficia.

Convencer a los violentos de la no violencia y desde la no violencia, sólo vendrá desde la asimilación de la bondad de las interrelaciones pacíficas, colaborativas, responsables y solidarias. Necesitamos discernir nuestras opciones ante el panorama de las elecciones del 2018, que será muy diferentes a años anteriores, debido a muchas causas locales e internacionales: internamente el ánimo que priva de enojo, los escándalos de corrupción, la injusta distribución de los recursos, la impunidad, las nuevas características de los que se perfilan como candidatos, la gran cantidad de jóvenes que Universitarios laguneros anuncian el Encuentro Nacional de Egresados de la UNAM, que se celebrará en Ciudad Universitaria de la Ciudad de México los días 27, 28 y 29 de octubre, con la presencia del Rector, Dr. Enrique Graue Wiechers. Los interesados en asistir pueden inscribirse en los telefonos 015556226181 y 015556226186 o por correo electronico: encuentro2017@exalumno.unam.mx. Invitan a Encuentro Nacional van a votar, el elevado número de puestos por renovar en la función pública, el despertar civil post-terremoto… En el ambiente internacional, son factores importantes las acciones de Donald Trump, los tratados económicos internacionales, la crisis neoliberal reflejada en el calentamiento global y en problemas de pobreza generalizada… ¿Quién de los candidatos podrá realmente proponer una transformación cultural y no sólo un “cambio” de personajes? Cual propuesta podrá ser capaz de encaminar a una cultura de la paz que nos reconcilie y nos integre con la tierra, entre nosotros y con Dios mismo? ¿Cuál podrá ser el detonante que impulse a México y desde México a todo el mundo, a transformar el caduco y violento sistema capitalista neoliberal imperante a nivel global? ¿Seremos capaces de percibir la responsabilidad histórica que cada uno tenemos? ¿Estamos preparados para discernir, organizarnos y fortalecernos para enfrentar los grandes poderes que sostienen la cultura violenta? piensalepiensale@hotmail.com

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