LA SABIDURÍA DEL PUEBLO MANIFESTADA EN LAS CASCADAS DE AGUA AZUL
Al inicio de la semana pasada los medios noticiosos nacionales ponían ante nuestros ojos la noticia de que las cascadas de Agua Azul, en el estado de Chiapas, estaban secas a causa del sismo del pasado 9 de noviembre que había desviado el cause. Las autoridades de Chiapas pedían 20 días para dar un análisis de la situación para ver si podían revertir los efectos; ¡Veinte días para un análisis preliminar! Las imágenes de la cascada seca eran realmente tristes, sobre todo a quienes habían tenido la oportunidad de haberlas conocido en su esplendor anterior.
Las cascadas son una verdadera maravilla: los paisajes, la naturaleza, los árboles haciendo un túnel natural a la carretera, la vista, el aire, la neblina… La selva lacandona con las marginaciones propias de estas regiones ha sabido conservar virgen este atractivo turístico gracias a que los lugareños que no han permitido que sea explotada. Sin embargo la noticia que se daba sonaba verdaderamente desalentadora.
Pero sucedió algo extraordinario. Al día siguiente otro noticiero televisivo informaba que ya las cascadas tenían agua. Si leyó usted bien: ¡Un día después! La diferencia de las imágenes del día anterior y las de ese día contrastaban increíblemente. ¿Qué pasó? Los habitantes de la región se habían organizado, y entre todos y con recursos limitados hicieron labores de limpieza y reconducción en un día. Al día siguiente de las declaraciones de las autoridades "competentes", que prometían un análisis preliminar en 20 días.
Decía la periodista italiana Milena Gabanelli que un mal político nombrará un pésimo dirigente de la administración pública, que a su vez se rodeará de pésimos colaboradores y esto es un terrible efecto de cascada". Sin duda no se refería a la belleza de las cascadas de Agua Azul, sino a las consecuencias de la ineficiencia, incapacidad y desinterés, por parte de quienes sin, saber y con quien sabe que oscuros intereses, se ponen a dirigir nuestros destinos con la complicidad de nuestra pasividad.
Pero no hay que ir hasta Chiapas para descubrir ejemplos de la ineficiencia de algunos que detentan la autoridad, y de acciones efectivas de grupos y comunidades que saben hacer las cosas; la sabiduría ancestral de nuestras comunidades tiene que tomar el control de las acciones para reorganizar la sociedad. Haríamos mal si menospreciáramos la capacidad de transformación de la gente. Pero para ello es necesario una profunda revisión de nuestros estilos de vida, de las estructuras de poder que no respetan el medio ambiente, porque todo ello afecta profundamente la cultura y la convivencia humana.
Somos herederos de esa cultura ancestral de los pueblos originarios; la ya larga convivencia con nuestra tierra, nuestro clima y nuestra gente, nos ha enseñado a percibir inmediatamente cuando alguna obra se hace por "apantallar", de carrera y/o sin necesidad. Todos los días vemos ejemplos de ello: obras inconclusas, de "relumbrón", sin proyectos a largo plazo y sin planes coordinados; decisiones políticas, económicas y sociales que puede que sean sagaces para intereses particulares o metas limitadas, pero no sabias en el sentido de buscar el bien común y la armonía con los hermanos y con la tierra. Tampoco muchas de las leyes aprobadas protegen a la familia, a la vida y a los desvalidos y pobres, sino a intereses nacionales e internacionales y a modas pasajeras o tendencias contradictorias e irracionales, pasando sobre lógicas elementales y razonamientos evidentes, derogando normas y leyes que son fruto de siglos de experiencia y conocimiento acumulado, encarnado y sistematizado.
¿Qué podemos hacer? Una participación ciudadana en las políticas públicas requiere superar el antagonismo y separación entre gobierno y pueblo, para que el gobierno sea efectivamente democrático: del pueblo y para el pueblo. Diálogo, participación, colaboración, comprensión mutua, podrán dar a la sociedad mexicana y a la lagunera su antiguo esplendor. "Ciudadanizar la política y politizar a los ciudadanos". Entonces lo que sabiamente se debe hacer, será factible porque la sabiduría es la que gobierna. Sabiduría que considera y sabe relacionarse con la naturaleza, entiende y prevé el futuro a corto mediano y largo plazo, tiene en cuenta los hijos, sabe lo que es el verdadero progreso, usa con mesura la tecnología como herramienta, sabe distinguir y satisfacer las necesidades reales y no se deja confundir con necesidades ficticias, sabe que hay economías alternas y valores que no se compran con dinero, sabe ser solidario y considera al otro como hermano y no como enemigo, supera fronteras políticas (estados y municipios), y sociales (ricos y pobres), distingue a los lobos y falsos pastores…
Tomando la decisión de participar, seremos parte de las acciones inteligentes para resolver nuestros problemas. Los laguneros tendremos más capacidad. Somos mejores de lo que hemos creído. Después de tantas fallas, es hora de que participe la gente sencilla, en donde está la verdadera sabiduría.
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