REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 20
En la frustrada boda del rico Camacho con la hermosa Quiteria, conversan sobre diversos temas don Quijote y Sancho Panza. El escudero pronuncia una larga y filosófica perorata sobre la muerte, que asombra a su amo. Quien le dice:
"En verdad que lo que has dicho de la muerte por tus rústicos términos es lo que pudiera decir un buen predicador. Dígote, Sancho, que si como tienes buen natural tuvieras discreción [buen juicio], pudieras tomas un púlpito en la mano e irte por ese mundo predicando lindezas".
"- Bien predica quien bien vive -respondió Sancho-, y yo no sé otras teologías".
Como resulta obvio, el refrán señala el valor que para los demás tiene el buen ejemplo. Se dice que la palabra puede convencer, pero el ejemplo arrastra. Como en caso contrario, el mal ejemplo. Así lo indica otro refrán español, no citado por Cervantes, que dice: "Cuando los alcaldes andan en las tabernas, ¿han de andar los alguaciles en las iglesias?"