REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 33
En la deliciosa conversación que sostienen Sancho Panza y la Duquesa ante la presencia de varias doncellas de ésta, a quienes mucho les divierte este coloquio, en un cierto momento de la charla la Duquesa le reprocha al escudero el embuste que hizo creer a don Quijote, al decirle que la fea "villana que dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso, y que el buen Sancho pensando ser el engañador, es el engañado", pues en efecto se trata de Dulcinea quien "realmente está encantada".
Sancho, que quiere bien a don Quijote, se duele de que la Duquesa le haga sentir que con ese inocente embustes ofende gravemente a su señor. Se defiende diciéndole: "señora, no por esto será bien que vuestra bondad me tenga por malévolo…yo fingí aquello por escaparme de las riñas de mi señor don Quijote, y no con intención de ofenderle; y si ha sido al revés, Dios está en el cielo, que juzga los corazones".
Lo que Sancho quiso decir a la Duquesa fue que el inocente engaño que hizo a don Quijote no tuvo el propósito de ofenderlo, como bien lo sabe Dios que está en el cielo y juzga los corazones, es decir, que conoce bien la verdadera intención de las personas.
En su defensa, Sancho invoca la frase que el evangelio de San Lucas dice aplicó Jesús a los fariseos que pretendían "pasar por justos ante los hombres, pero Dios conoce vuestos corazones" (Lc 16, 15)
J.A García Villa
@jagarciavilla