REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 42
El Duque dice a Sancho que se prepare "para ir a ser gobernador, que ya sus insulanos lo estaban esperando como el agua de mayo".
Sancho responde: "venga esa ínsula, que yo pugnaré por ser tal gobernador, que a pesar de bellacos me vaya al cielo; y esto no es por codicia que yo tenga de salir de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador".
"Si alguna vez lo probáis, Sancho, dijo el Duque, comeros heis las manos tras el gobierno, por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido".
No obstante que el Duque nombra a Sancho gobernador de la Ínsula Barataria en son de burla, de lo que no se percata el escudero, que es hombre bueno aunque "de poca sal en la mollera", es contrastante la visión que éste y aquél tienen del gobierno.
Para Sancho, si bien admite una cierta curiosidad por saber qué se siente ser gobernador, lo guía el propósito de ser un buen gobernante y que ello le merezca el cielo, "a pesar de bellacos", sin codicia y sin salirse de sus casillas. En cambio, para el Duque, es "dulcísima cosa el mandar y ser obedecido".