REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 37
Sancho Panza comenta a los Duques, ante la presencia de algunas de sus dueñas y doncellas, que un boticario toledano le dijo que "todas las dueñas son enfadosas e impertinentes, de cualquier calidad y condición que sean", opinión de la cual discrepa don Quijote.
En la época de Cervantes se llamaba dueñas a las señoras, por lo general viudas, que formaban el grupo de mujeres de acompañamiento y al servicio de las damas de la muy alta nobleza.
En El Quijote Cervantes da cuenta que las dueñas y los escuderos estaban en constante enfrentamiento. En este mismo capítulo la dueña doña Rodríguez se queja de que "los escuderos son enemigos nuestros, que como son duendes de las antesalas y nos ven a cada paso, los ratos que no rezan, que son muchos, los gastan en murmuraciones de nosotras, desenterrándonos los huesos y enterrándonos la fama".
Pues bien, la misma doña Rodríguez en respuesta a lo expresado por Sancho y luego por don Quijote, dice:
"Dueñas tiene mi señora la Duquesa en su servicio que pudieran ser condesas si la fortuna quisiera; pero allá van leyes do quieren reyes; y nadie diga mal de las dueñas, y más de las antiguas y doncellas, que aunque yo no lo soy, bien se me alcanza y se me trasluce la ventaja que hace una dueña doncella a una dueña viuda; y quien a nosotras trasquiló, las tijeras le quedaron en la mano". (Continuará mañana).
J.A García Villa
@jagarciavilla
