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REFRANERO DEL QUIJOTE

PEDIR PERAS AL OLMO

J.A García Villa

El Quijote II, 40

En conversación de don Quijote y Sancho Panza con varias damas al servicio de la Duquesa, conocidas como dueñas, la charla deriva hacia el "caballo de madera sobre quien llevó el valeroso Pierres robada a la linda Magalona, llevándola a las ancas por el aire, dejando embobados a cuantos desde tierra los miraban y no le prestaba sino a quien él quería, o mejor se lo pagaba", que sus viajes "los hace por momentos por diversas partes del mundo, y hoy está aquí, y mañana en Francia, y otro día en Potosí; y es lo bueno que el tal caballo ni duerme, ni gasta herraduras y lleva un portante por los aires sin tener alas…".

En respuesta a la pregunta que Sancho hace acerca de "¿Y cuántos caben en ese caballo?" la dueña Dolorida "respondió: dos personas, la una en la silla y la otra en las ancas, y por la mayor parte estas tales dos personas son caballero y escudero cuando falta alguna robada doncella".

A continuación Sancho pregunta "qué nombre tiene ese caballo" y se le responde que "se llama Clavileño el alígero cuyo nombre conviene con el ser de leño y con la clavija que trae en la frente, y con la ligereza que camina".

Por lo que hace a que un escudero vaya en ancas de ese caballo volador de madera por los aires, Sancho les precisa: "pensar que tengo de subir en él, ni en la silla ni en las ancas, es pedir PERAS AL OLMO".

Ya desde tiempos de Cervantes, "pedir peras al olmo" era una expresión metafórica que significaba pedir imposibles. Otra que significaba exactamente lo mismo y ha caído en total desuso era "pedir cotufas en el golfo".

@jagarciavilla

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Escrito en: REFRANERO DEL QUIJOTE

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