Refranero del Quijote
Luego de que el Duque anuncia a Sancho que el día siguiente partiría a la Ínsula Barataria para ser el gobernador de ésta, don Quijote lo llevó aparte “con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio”. Le dijo así: “Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.
Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando CONOCERTE A TÍ MISMO, que ES EL MÁS DIFÍCIL CONOCIMIENTO que puede imaginarse.
Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey…”
Este proverbio se aproxima al aforismo socrático “conócete a tí mismo”, lo cual no resulta fácil, sino algo extremadamente difícil. Y lo es porque, como alguien ha escrito, “la conciencia (propia) es a la vez testigo, juez y fiscal”.
La mención que don Quijote hace a Sancho sobre la rana que pretendió igualarse con el buey, hace referencia a la fábula de Esopo según la cual aquélla quiso ser tan grande como el buey que empezó a hincharse y fue tanto el esfuerzo que en ello puso que terminó por reventarse. La moraleja es que cada cual ha de conformarse con su estado y no ponerse en peligro con el afán de parecerse a otros.
@jagarciavilla