Siglo Nuevo

Rocha y Carrillo contra los elementos

Una obra objeto de premios y blanco de sismos

Escuela de Artes Visuales de Oaxaca. Foto: Rafel Carrillo

Escuela de Artes Visuales de Oaxaca. Foto: Rafel Carrillo

REDACCIÓN S. N.

Los socios de Taller de Arquitectura además de arquitectos son maestros. Han conseguido que su firma adquiera el adjetivo de 'multipremiada'. Sin embargo, una de sus obras más reconocidas fue afectada, primero, por las autoridades y luego, por el terremoto que sacudió Oaxaca el 7 de septiembre.

La experiencia de Mauricio Rocha Iturbide en las lides arquitectónicas data de principios de los noventa. Hace dos décadas fundó Taller de Arquitectura. La trayectoria acumulada salta a la vista con la forma de múltiples diseños cuyo común denominador es la funcionalidad.

Desde el 2012, la firma tiene otro nombre propio: Gabriela Carrillo que la década previa había sido directora de proyectos.

Hijo de padre arquitecto y madre fotógrafa, Rocha compartió alguna vez su deseo de adoptar la carrera cinematográfica. Como estudiante de la UNAM formó parte del Taller Max Cetto y se graduó con honores. En 1992 comenzó a dar clases en la institución. La experiencia como docente se prolongó por un sexenio.

Gabriela Carrillo es otra destacada egresada de la máxima casa de estudios mexicana. Destacó en el Taller Jorge González Reina y desde el 2003 es docente en ese mismo espacio de aprendizaje.

Este dúo se ha hecho con distinciones como el Premio en Diseño Arquitectónico de la Bienal Panamericana de Quito, Ecuador, entregado en 2012, o el premio Emerging Voices otorgado por la Architectural League de Nueva York.

En la sección de infraestructura pública su dosier contiene ejemplos como el Centro para Invidentes y Débiles Visuales, el Albergue para Niñas de la Calle y el Mercado de San Pablo Oztotepec. Estas muestras se ubican en la Ciudad de México. Un aspecto más de su labor es una constante tarea de difusión a través de conferencias.

ESCUELA INFORTUNADA

Varios puntos fuertes del trabajo realizado en la oficina de Rocha y Carrillo se reunieron en el diseño de la Escuela de Artes Visuales de Oaxaca, ubicada en la capital del estado sureño.

El centro escolar fue construido a solicitud del pintor Francisco Toledo.

La ejecución representó alzar dos tipos de edificios. El primero, con muros de piedra, conservó los bancos de tierra y respondió a la necesidad de habilitar terrazas para múltiples actividades. En este grupo se ubicaron las áreas administrativas y la biblioteca.

Para el segundo tipo se levantaron, exentas de taludes, estructuras de tierra compactada (una mezcla que incluye un 15 por ciento de cemento), con excepción del aula magna y la galería, para generar texturas que dieran variedad a las construcciones sin romper la unidad del complejo. Los proyectistas consiguieron una engañosa regularidad, una uniformidad destinada a irse rompiendo conforme se detectan los juegos de perspectivas, los volúmenes variados, los elementos diferenciadores de los inmuebles.

La fragmentaria visión de los capitalinos permite que desde el exterior se aprecie un gran jardín mientras que al interior se perciba el aislamiento de los espacios dedicados a la enseñanza artística.

El trabajo de Rocha recibió el Premio Obras Cemex por mejor diseño de edificación institucional, la medalla de oro de la Bienal de Arquitectura Mexicana y premio de la Bienal de Quito.

Sin embargo, a principios de 2012, el entonces rector de la universidad oaxaqueña, Rafael Torres Valdez, arquitecto de profesión, ordenó la demolición del aula magna de la escuela alegando que tenía fallas estructurales.

La presión de sectores de la sociedad y el diálogo entre Rocha Iturbide y el rector consiguieron revertir la decisión. Se acordó emprender tareas de remediación. En el Taller explicaron al portal obrasweb.mx que salieron grietas en el edificio porque la construcción no fue concluida, quedaron 'detalles' debido a la premura exigida por el gobierno estatal y la dirección de la casa de estudios. También se acusó a las autoridades universitarias de dejar abandonado deliberadamente el centro impulsado por el maestro Toledo.

El pasado 7 de septiembre, un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter sacudió a Oaxaca. Hubo víctimas mortales y daños materiales.

En las horas siguientes, dentro de su cobertura de los perjuicios causados, los medios oaxaqueños difundieron fotografías de domicilios particulares y edificios con daños provocados por el terremoto. La Escuela de Artes Visuales, considerada patrimonio arquitectónico de la ciudad, apareció entre los damnificados.

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Foto: Rafael Gamo

RECICLAJE

Los socios de Taller consideran que lo más importante al momento de elaborar un proyecto es no perder de vista su calidad de espacio habitable, favorecer la dinámica de quienes se desenvuelven en un determinado espacio.

Pero eso no significa que un inmueble no puede mutar o transformarse. Rocha explica que cuando un edificio ya no es habitado o ha perdido su función, se le puede dar otro sentido, por ejemplo, en el reciclaje de su estructura con miras a reutilizar algunos materiales.

En su taller reconocen la importancia de un factor que influye y determina una obra: el contexto, el momento histórico y social, que se vive. Hoy día, esa condicionante habla de una sociedad más sensible al entorno en el cual se desarrollan familias y otros colectivos. La actualidad exige espacios agradables para la convivencia que además sean amigables con el medio ambiente.

Un término clave en las obras de Taller es el ‘esqueleto’ de los edificios. Rocha Iturbide aspira a idear un armazón que soporte a un organismo inmóvil capaz de desempeñar varias funciones y que éstas sean duraderas. Su postura es que cualquier estructura se vuelve dinámica si recibe el tratamiento adecuado.

Las construcciones más reconocidas de este proyectista contienen residuos que reciben una segunda vida, esto no sólo da un cariz ecológico a las edificaciones, también reduce los costos de las obras.

En comentarios para la revista La Hora Arquine, Mauricio Rocha y Gabriela Carrillo compartieron algunos fundamentos que han extraído de la museografía (conjunto de prácticas y técnicas a propósito del funcionamiento de los museos). Destacaron el reto de lograr que la áreas sean, a un tiempo, versátiles y sencillas. Los socios de Taller hicieron de ese desafío una directriz a seguir.

JUSTICIA Y TRANSPARENCIA

A principios de la década, el gobierno de Michoacán se vio obligado a preparar la mudanza del sistema de justicia hacia los juicios penales, lo que implicó una inversión en infraestructura. Contrataron a Taller para trazar tanto en el papel como en el espacio los Juzgados Oral-Penal de Pátzcuaro. La ejecución se concluyó en 2015.

El diseño resulta innovador no sólo en lo relativo a su propuesta arquitectónica; también por el aspecto funcional del complejo ubicado en la urbe famosa por su lago.

Cuestiones como el uso penal de las instalaciones, los flujos de personas que se dan en el interior de los juzgados y la apertura que alienta los juicios orales, dieron lugar a estructuras que se alzan sobre la base de la flexibilidad, una que les permite adaptarse a nuevas funciones con escasas modificaciones.

En la firma capitalina concibieron, más que una fortaleza o un tribunal, un sistema capaz de brindar múltiples servicios con una transparencia acorde al espíritu de los juicios orales y las audiencias abiertas a la ciudadanía. Un sitio donde además de tribunales hay una muralla que resguarda espacios privados y públicos.

El concepto es una síntesis de elementos hermanados: funciones de resguardo y de libre tránsito, características de iluminación y acústica acordes a las exigencias de las salas que reúnen a fiscales y defensores, a jueces y presuntos inocentes, a civiles y medios de comunicación.

El sistema ideado por Carillo y Rocha es uno expuesto, abierto, democrático.

Gracias a estas instalaciones para la administración de justicia, Gabriela Carrillo ganó el AR Emerging Architecture 2017 en los premios Women in Architecture dados a conocer en marzo pasado.

A los jueces les impresionó la capacidad de la capitalina para crear espacios flexibles que cumplen con estrictas reglas de seguridad y mejoran la transparencia en los procesos judiciales. Otra característica de alto valor, consignaron en su evaluación, es la habilidad de Carrillo para trabajar la luz y la sombra con un efecto convincente.

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