Gabriel Caballero, Jared Borgetti, Matías Vuoso, Christian Benítez (QEPD) y posterior mente Oribe Peralta acompañado de Carlos Darwin Quintero, han ayudado a construir una esencia ofensiva que ha caracterizado a los Guerreros a lo largo de su historia. Para continuar con esa estirpe ha llegado el pampero Julio César Furch a la Comarca.
El atacante argentino arribó a Santos con la encomienda de convertirse en el goleador del equipo. Proveniente de Veracruz, demostró en el puerto que es capaz de ser indiferente de lo que ocurre en la banda pero cuenta con el instinto de situarse dentro del área justo donde el aire huele a venado.
Sin embargo, el espigado delantero ha aparecido poco. Se ha mostrado con disposición pero en su encomienda principal ha quedado a deber. Después de 3 jornadas con los albiverdes continúa sin poder perforar las redes rivales y la afición ha comenzado a presionarlo.
El Emperador -como lo bautizamos en Comarca Deportiva por su nombre de pila- no ha encontrado un socio que le acomode balones a modo para definir. Ni Djaniny Tavares, ni el mismo Jonathan Rodríguez han sido los acompañantes ideales para el proveniente de La Pampa.
Pese a ello, la labor de Furch dentro del campo es de destacar, pues si bien no ha inaugurado su conteo personal con Santos, ha logrado jalar marcadores para que su pareja al ataque, el uruguayo Rodríguez, consiga marcar sin tanta presión.
Además, Julio César se ha acomedido a las labores de recuperación del esférico, recorriendo 7 kilómetros por partido, según datos de la propia liga y recuperando 18 balones en su sector de juego. Números importantes para un delantero centro. Es sólo cuestión de tiempo para que el número 9 de Santos Laguna comience a marcar.
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