Sergio García sonríe cuando le ponen el saco verde que lo acredita como campeón del Masters de Augusta. (AP)
Con los hombros cubiertos con la chaqueta verde que le distingue como ganador del Masters de Augusta, el golfista español Sergio García respiró aliviado en rueda de prensa: "Ya no tendré que volver a responder nunca más si soy el mejor jugador que no ha ganado nunca un grande".
"A lo mejor ahora tendré que responder si soy el mejor jugador que sólo ha ganado uno. Podré vivir con eso", replicó con la satisfacción de quien se sabe triunfador.
En un trepidante desempate con el inglés Justin Rose, a quien le une una estrecha amistad, Sergio García rubricó la conquista más relevante de su carrera. "El Niño" necesitó 74 intentos para coronarse en un major. Lo hizo con un último birdie, el mismo día en que el difunto Seve Ballesteros habría cumplido 60 años.
Con su gesta, se hizo merecedor de las portadas en los principales medios deportivos de Estados Unidos.
Todos coinciden en que el jugador español, llamado a firmar jornadas memorables desde su irrupción en el circuito profesional, se hizo "por fin grande". "La clave ha sido la demostración de mi carácter y mi mentalidad. Pensé de manera positiva cuando las cosas no me salían en el hoyo 10 y 11", abundó García.
A su cabeza aludían a menudo los expertos para justificar sus derrotas. A su cabeza aludió él, en cambio, para resumir su éxito en el Augusta National.
En 1999, en su primera aparición, todavía como amateur, García presintió que ese campo le iba a ofrecer la posibilidad de ganar al menos un grande.
"No voy a mentir, ese pensamiento cambió bastante a lo largo de los años. Me empecé a sentir incómodo en Augusta, pero hace tres o cuatro años hice las paces. Empecé a aceptar que te da lo mismo que te quita. Por eso estoy aquí, con esta chaqueta", remarcó.
El abrazo con Angela Akins, su futura esposa, liberó a Sergio García. Lloró su victoria y agradeció el apoyo que siempre le han brindado sus padres, Consuelo y Víctor.
Su progenitor fue, además, su mentor y maestro, la persona que le invitó a agarrar su primer palo con apenas tres años de edad. Treinta y cuatro después, con 37, el nombre de Sergio García brilla junto a los de los españoles Severiano Ballesteros y José María Olazábal, bicampeones ambos en Augusta.
Sergio García es reconocido aficionado del Real Madrid, además de presidente del Borriol, que milita en la Tercera División española.
LA MENTALIDAD FUE CLAVE
Horas después de ganar el primer grande de su carrera, García explicó que la clave de su éxito pudo estar en su cambio de mentalidad y en como se ha ido tomando todo lo que le ocurría en la última semana.
"Mentalmente, he sabido aceptar todo lo que me pasaba. Gracias a eso Augusta me ha dado más este año de lo que me había dado otros años", añadió García, para quien este fin de semana lo ha hecho "mucho mejor" de lo que llevaba haciéndolo hasta hoy "y se ha visto el resultado". "Aunque no hubiera ganado -aseguró- me hubiera ido muy satisfecho por cómo ha ido la semana, en la que he sabido aceptarlo todo de mejor manera que en el pasado".
Sergio García es reconocido aficionado del Real Madrid, además de presidente del Borriol, que milita en la Tercera División española.