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CAMBIO DE NOMBRE A LA OBESIDAD (Parte 2)

La Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (AACE) y el American College of Endocrinology (ACE) siguen desarrollando su plan para mejorar el cuidado de la obesidad presentando un nuevo término diagnóstico y otro marco conceptual. "Obesidad como una enfermedad crónica basada en la adiposidad (ABCD)". Lo que se ha denominado generalmente obesidad, puede ahora ser reconsiderado como una enfermedad crónica basada en la adiposidad. El manejo de la obesidad, tanto para los individuos como para la población en general, puede ser abordando de acuerdo a tres características principales: (1). Impacto en la salud: debido a la importancia clínica y progresiva de la adiposidad basada en complicaciones en muchos, pero no en todos los pacientes. (2). Sostenibilidad: relacionada con la atención sanitaria costosa, orientada a la enfermedad, fragmentada y con variadas infraestructuras y con la alta prevalencia de la obesidad. (3). Nihilismo o escepticismo terapéutico: tanto por parte de los profesionales de la salud como por el público en general, basándose en la creencia de que los pacientes con obesidad tendrán malas respuestas a los esfuerzos actuales debido a que la obesidad es únicamente una opción de estilo de vida en lugar de una enfermedad crónica con importantes componentes conductuales. Lo que se ha denominado generalmente obesidad puede ahora ser reconsiderado como una enfermedad crónica basada en la adiposidad. La designación de "obesidad" es actualmente aplicada por la mayoría de los profesionales a cualquier persona con un índice de masa corporal (IMC) de 30 kg/m2 o mayor. En su mayor parte, el público, y de hecho la mayoría de los médicos, están confundidos acerca de esta definición y las consecuencias de la obesidad, ya que el diagnóstico se basa únicamente en una medición antropométrica. De hecho, en la Conferencia de Consenso sobre la Obesidad de la AACE / ACE de 2014, los pilares de las partes interesadas (biomedicina, gobierno / regulación, industria y economía de la salud y organizaciones profesionales, de educación e investigación) no pudieron aceptar el término "obesidad" porque la relación del término con la salud de los individuos era oscura (4). Además, el término obesidad conlleva una gran estigmatización en el dominio público que tiene implicaciones negativas relativas al carácter personal de los pacientes con la enfermedad, incluso después de que la obesidad fuera reconocida como un estado patológico en 2012. (5). Los pacientes con exceso de adiposidad a menudo sienten culpa por tener sobrepeso u obesidad (6). De hecho, el sentimiento predominante asociado con el término obesidad en las redes sociales es despectivo y a menudo disimulado con humor, invariablemente apuntando al sesgo de peso. (7). Aunque el diagnóstico de obesidad suele ser interpretado como "malo" para la salud, pocos reconocen la fisiología integradora de gran alcance, centrándose en la grasa corporal y afectando la calidad de vida y la longevidad. La palabra "obesidad" misma transmite poco sobre las condiciones asociadas con el exceso de adiposidad. Científicamente, el IMC puede utilizarse como herramienta de cribado para estimar la adiposidad, pero es una medida antropométrica y tiene un desempeño pobre como predictor de salud y guía única para la toma de decisiones clínicas. Continuará parte 3.

  Por: Dr. Manuel Acuña Cepeda

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