Su salud bucal
¿POR QUÉ PODEMOS VER LO FALSO COMO VERDADERO?
Tercera parte
"No todas las explicaciones que ofrezcan lo que se llama vagamente 'satisfacción intelectual' son científicas". Mario Bunge. La forma más sofisticada del pensamiento humano es el pensamiento crítico, en particular cuando se aplica sobre nuestras propias creencias. Hacerlo supone poner en duda lo que suponíamos indudable, cuestionar lo que imaginábamos incuestionable, desnudar las bases endebles sobre las que suelen transitar nuestras propias creencias. Nada dice de su grado de verdad, ni siquiera de su plausibilidad (aceptable-probable-admisible). De este modo no nos costará nada encontrar en la vida cotidiana ejemplos de afirmaciones que son perfectamente plausibles y muy creíbles, pero falsas. Por eso la realidad biológica en medicina es mucho más compleja que nuestros esquemas acerca de ella. Hay muchos ejemplos y Cada uno de estos casos planteó hipótesis que resultaron plausibles y creíbles pero que, al mismo tiempo, fueron falsas. Pese a ello en muchos casos se trasladaron automáticamente a las prácticas clínicas (algunas muy peligrosas). El traslado a la práctica médica de conceptos basado exclusivamente en criterios de plausibilidad fisiopatológica antes de someter esa conjetura a la prueba empírica ha resultado demasiadas veces desastroso. La transición del nivel teórico al del experimento (desde lo conceptual a lo empírico) ocurre cuando se trata de verificar una teoría, no de formularla, y es imprescindible. Ya no consideramos a la enfermedad como una "falla mecánica en la máquina humana" sino como un proceso perturbado de la complejidad de la vida. "La medicina es la ciencia de la incertidumbre y el arte de la probabilidad" William Osler. Los estados no son causas sino antecedentes de estados posteriores, tomar los estados por causas es la falacia. La ciencia es la forma más eficaz de defendernos de nuestros propios errores de interpretación. En la ciencia, tanto como en la vida, el progreso implica riesgos, y el primero de ellos -y tal vez el más doloroso- es el de admitir que nos hemos equivocado. A la ciencia no le interesa la serenidad de los científicos sino la veracidad de sus afirmaciones La credibilidad de una propuesta es un hecho psicológico y nada dice de la verdad de lo que propone. El conocimiento médico es provisional y probable, precisamente eso es lo que lo hace científico. Lamentablemente aceptamos como válidas teorías de "caja negra": aquellas que identifican el imput y el output pero jamás nos dicen qué ocurre entre ambos. Todo elemento de prueba (evidence) lo es a favor o en contra de alguna hipótesis. El conocimiento científico y la práctica de la medicina se sustentan en la relación entre las hipótesis y las pruebas. Sin embargo el lenguaje médico corriente se refiere a menudo a las "evidencias" sin aclarar cuáles son las hipótesis que esas evidencias confirman. Así, la trampa lingüística confiere a ciertas palabras (evidencia) una connotación que es, al mismo tiempo, anticientífica y contradictoria. Una evidencia no es una revelación y nunca tiene sentido fuera del contexto de la conjetura de la que constituye una prueba. La presión por publicar como el único método de obtener financiamiento o prestigio, o ambas cosas, ha infestado las revista científicas.
"Es la teoría la que decide lo que puede ser observado", Albert Einstein. La Medicina Basada en Evidencias es absolutamente imprescindible y, al mismo tiempo, completamente insuficiente para cuidar a los pacientes. No hay medicina sin ciencia, pero tampoco solo con ciencia.
Por: Dr. Manuel Acuña Cepeda