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Genio para los genio
Se buscan papás y maestros de "niños genio" (NG). También, la pesquisa va para investigadores, académicos, pediatras, sicólogos y profesionales robustos en el tema. Cualquier aportación voluntaria de su parte es ayuda. Desde lo anecdótico hasta el dato duro. Desde lo opinativo hasta la cita y paráfrasis científicas.
Encomendada para sustentar una propuesta educativa emergente que atienda a menores de edad "genio" y de bajos recursos económicos, en los primeros buceos encuentro el panorama aún en franca desventaja para México, pero con avances considerables y sostenidos en otros países. En Estados Unidos, Canadá, Corea y China, la defensa de los derechos de las personas genio, el tipo de educación que ellas ameritan y las investigaciones especializadas sobre sus perfiles no son presentadas como "algo raro", "un fenómeno" o "fuera de lo normal", tal y como sentencian las etiquetas burlonas a los de mentes superdotadas.
Para considerar si un niño es genio, sobresaliente (algunos consideran estos dos términos por igual) o de una inteligencia promedio, el camino más conocido sigue siendo la aplicación del examen que calcula su puntaje de Coeficiente Intelectual o IQ. Esta evaluación habrá de correr a cargo de un especialista competente, experimentado y de referentes actualizados en esta área en especial. Las examinaciones de los NG siguen siendo objeto de estudio y de debates internacionales. Arrojan de manera constante datos nuevos, valiosos y que ameritan ser contemplados al momento de la aplicación de una prueba de tan alto impacto en el autoconcepto del examinado. Su influencia puede causar afecciones positivas o negativas determinantes.
No son pocos los sitios de Internet que refieren la abundante charlatanería en torno a la "genialidad". La confusión sobre las personas que manifiestan uno o varios talentos de sorprendente nivel de ejecución, desafortunadamente, también registra un largo historial. Las posturas comienzan a caldearse, por ejemplo, cuando unos abogan por un puntaje de IQ, el de 130 puntos, de frente al de 180 para ubicar a un individuo en el privilegiado rango de los genio. Algunos estudiosos más explican que las escalas para clasificar un resultado como "genial" deben variar, según el contexto geográfico del sustentante. Y otros analistas van más allá del examen del IQ. Defienden que no es posible depositar toda la confianza en sus escalas numéricas porque la inteligencia no sólo es una.
Basados en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner ("Inteligencias Múltiples", Ed. Paidós, México, 1987), el cálculo del IQ como referente para definir la genialidad de un individuo no queda anulado, pero sí es defendida la aplicación de otros instrumentos de evaluación, una examinación mixta, para conocer la condición de, por ejemplo, la inteligencia musical del individuo, al igual que la lingüística, la lógico-matemática, la corporal-cinestésica, por mencionar algunas más. Son conocidos los casos de admirables ejecutantes de ciertos instrumentos musicales a sus tres, cuatro o cinco años de edad, pero con resultados promedio o incluso menores de lo esperado en otras de sus inteligencias, como pueden ser la interpersonal o la naturalista.
En cuanto a las calificaciones que los niños obtienen en sus escuelas, las de excelencia, las de "puros dieces", no necesariamente revelan que el alumno sea un genio. No son Ley en este sentido, muy a pesar de su oficialidad en el sistema educativo mexicano. Abundan los casos de genialidad incomprendida y canalizada de manera errónea. Hasta con saña. Los NG, por su condición intelectual y emocional, manifiestan conductas catalogadas como sancionables al sentirse incómodos, ansiosos, en un ambiente de educación tradicionalista. Pueden expresar indiferencia sistemática o conductas desafiantes de frente al maestro o cualquier figura de autoridad paralela. Sus días de constante infierno suelen desencadenarles procesos depresivos que, con el tiempo, pueden derivar en el "Efecto Pigmalión": el NG, harto de ser marginado, zaherido, opta por sublimar su potencial y seguir el canon social. Evita más molestias y se adapta al medio. Cae sin más remedio en "La fuerza centrífuga de la mediocridad". El libro "Demasiado inteligente para ser feliz. Dificultades del adulto superdotado en la vida cotidiana" de Jeanne Siaud-Faccim (Ed. Paidós, México, 2015) es referente sin duda.
Cuando los niños, además de la vulnerabilidad que su propia edad representa, pertenecen a una franja socioeconómica desfavorable, aparecen con lamentable insistencia las posibilidades de que su genialidad se ahogue o sea utilizada para delinquir, como registran tantos casos en nuestros reformatorios juveniles, cárceles mexicanas u hospitales siquiátricos. Es a ellos, a los NG de México de escasos recursos, a quienes estará dedicado el nuevo programa educativo que, por medio de un estratégico sistema de becas, pueda significar una mayor calidad de vida para ellos, para sus familias, para sus pares y para la comunidad que vivimos con ellos.
De lo consultado hasta hoy, destacan dos sitios web. El primero, el de la Asociación Nacional para los Niños Genio (National Association for Gifted Children) ubicada en Washington, DC (www.nagc.org/) en Estados Unidos. El segundo, el de la Sociedad "Mensa" en México dedicada a "reunir a personas con un Cociente Intelectual evaluado en el 2% superior de la población general (percentil 98). (Son) un Capítulo Provisional Nacional reconocido por "Mensa Internacional" que comprende a más de 110 mil miembros en 100 países" (http://www.mensa.org.mx/). Mensa aplica exámenes en línea y presenciales para calcular el IQ. Conforme a resultados, el evaluado puede ingresar a esta agrupación.
Bienvenida la retroalimentación y apoyos. Que también los alumnos genio expresen su sentir, sus necesidades. Que me marquen pautas en los contactos abajo incluidos. Que entre todos frotemos la lámpara de la educación internacional y aparezca el genio para los genio nuestros. El compromiso firmado está.
