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Renata Chapa

Pirata de los siete pianos

La Laguna dio la bienvenida a Jorge Viladoms ayer, domingo 8 de octubre. En el marco del Festival Revueltas 2017, coordinado por la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, el Gobierno Estatal de Durango y el Gobierno Municipal de Gómez Palacio y su Instituto de Arte y Cultura, el pianista intercontinental, nacido en la ciudad de Durango, ofreció el concierto de piano De América Latina a París. Lionel Cottet, cellista, subió con Jorge al escenario del Teatro Alvarado en punto de las 20:00 horas. Las líneas siguientes son un testimonio de gratitud para Jorge Viladoms y su familia. Amén de su profesionalismo como músico, la labor altruista que desarrolla a favor de niños y niñas mexicanos marca la diferencia y sus logros nos inspiran. Su ejemplo es carta alta de México alrededor del mundo.

"Si a sus casi treinta años puso a nadar siete pianos de cola por el Atlántico, qué más hazañas nos esperarán. Porque un espíritu así de entregado jamás encuentra sosiego. Una vez que ha encontrado la ruta para aliviarse y aliviar, continúa con gratitud y pleno convencimiento por ese mismo camino. La oceánica misión de ver sobre las olas a los primeros siete pianos solicitados como donación también incluyó, en la misma tesitura, embarcar treinta violines, nueve clarinetes, tres flautas transversales, tres cellos, un saxofón y una trompeta. Cartografía clara: desde el Conservatorio de Música de Laussane, Suiza, hasta el Centro Educativo La Barranca en Zapopan, Guadalajara, tenían que nadar los instrumentos. Así logró su primera gran conquista un osado y compartido mexicano. El nuevo 'Pirata de los siete pianos', Jorge Viladoms Weber.

Cada vez más medios de comunicación continúan multiplicando el interés por el caso de Jorge. Rastrear su historia se va volviendo más fácil, por fortuna, porque sus pasos merecen ser difundidos y respaldados. Ya sea en su página de Internet (www.jorgeviladomsweber.com), en su Facebook ('Jorge Viladoms Weber'), en sitios como el de New York Times, CNN, El Universal, o en las entrevistas televisivas compartidas en YouTube, es posible conocer a todo lo que el duranguense se ha atrevido y lo que ha progresado.

Un dato en especial sostiene la biografía de Jorge Viladoms. Sus padres han sido dos poderosas y precisas brújulas. Con el arropo valiente de su mamá, Myrna Weber, y con el tierno academismo de su padre, el cirujano gastroenterólogo Juan José Viladoms, Jorge ha sabido tomar afortunadas decisiones. Ante la repentina pérdida de su papá a los catorce años, su resiliencia de adolescente no le permitió caer del todo. Al contrario: el dolor que taladra lo empujó a reconocer varias alternativas para sanar. El piano de casa fue su confesor y de ahí nació una fidelidad casi de no creerse. La comunicación entre el ejecutante y el instrumento llegó gracias a que el autodidactismo de Jorge hizo de las suyas. Luego, varias clases a sus quince con la maestra María Luisa Paya. Con ese capital artístico y movido por el consejo insistente de su padre ('¡Tienes que respirar Europa!'), al cumplir 18 años, Jorge decidió alcanzar a uno de sus hermanos que ya se encontraba en Suiza.

Sin dominar a cabalidad la lectura de las notas, pero con un convincente apasionamiento por el piano, los evaluadores del conservatorio de música en Suiza le dieron la bienvenida al mexicano Jorge Viladoms en 2003. Él, a diferencia de muchos de sus compañeros, no había comenzado estudios formales de piano desde la primera infancia. Varios contaban con antecedentes musicales desde los cuatro años, pero él tuvo que comenzar con desventaja siendo mayor de edad. Había que ganarse el voto de confianza otorgado por los nuevos maestros.

¿Qué fue de Jorge Viladoms cinco años después? Tal como lo señala su hoja de vida, 'obtuvo un Master de pedagogía musical con mención honorífica y el premio al mejor examen de posgrado obteniendo la nota máxima y las felicitaciones del jurado. En el 2009, ganó por unanimidad el renombrado Gabrielle Agostini en Ginebra, Suiza. Posteriormente, fue seleccionado en la Hochschule der Künste en Zurich para estudiar un Master of Arts in Performance en la prestigiosa clase del profesor y pianista de renombre internacional, Homero Fracesch. En 2010, ganó el Gran Premio Marguerite Meister en Zurich. En 2011, ganó el concurso Kiefer Hablitzel Wettbewerb en Berna y obtuvo su Master of Arts in Performance en la Hochschule der Kunste en Zurich con mención honorífica, la nota máxima' (www.jorgeviladomsweber.com/BIOGRAPHIE/espagnol).

Es 2016 y Jorge es el maestro más joven de piano en el Conservatorio de Suiza. Su gusto por enseñar le cautiva. Su perfil humanista nutre a su visión humanitaria y viceversa. Fue así como ni un solo día dejó de contrastar a la niñez suiza con la mexicana. Las diferencias entre ambos países lo cimbraron. Él había tenido la oportunidad de conseguir una mayor calidad de vida a través de la música y eso mismo deseó para los niños y niñas de nuestro México. Especialmente, para aquéllos que cargan vulnerabilidades al triple y van quedando sofocados en el camino sin remedio. Llenos de rencores. La vida le permitió embonar con personas cercanas a él que ya realizaban trabajo social con menores de edad en la colonia 'La Coronilla' a las orillas de Zapopan, Guadalajara. Crearles un espacio de amor y fortaleza a través de la música se convirtió en obsesión. Así nació su Fundación Crescendo con la música.

Fue Jorge, con su sencillez, pero también con buen equipaje de logros artísticos, quien personalmente solicitó audiencias con donadores en Suiza y en otras coordenadas europeas. Necesitaba los primeros instrumentos para sus casi 350 alumnos que esperaban las prometidas clases de música. La lista de quienes dieron el sí a su proyecto se encuentra publicada en la web de la Fundación. Al leerla, no va la duda: cuando se desea colaborar con sinceridad, el altruismo no apuesta por nacionalidades ni fronteras. El llamado para auxiliar a los niños mexicanos lo alzó Jorge y vaya que sí encontró ecos. Su emocionante reverberación llegó hasta el Carnegie Hall en New York, donde él ofreció un concierto recaudatorio con el auxilio, también, de integrantes del patronato del recinto de prestigio mundial y otros artistas de primer nivel.

Jorge sabe, pues, del valor de la educación. Él, en algún momento de su juventud, gustó bastante de la escritura. El cuento fue su género e, incluso, publicó textos que fueron premiados a la postre. Sabe valorar la trascendencia de la lectura. Jorge me ayudó a reseñar el impresionante libro Musicofilia de Oliver Sacks (Anagrama, México, 2015) y compartió dos piezas clásicas para ilustrar la manera en que la música puede despertarnos a la vida. Una de ellas, del compositor que a él lo despertó precisamente a la vida: Alexander Scriabin. Con nosotros, también estuvo presente el joven pianista Ricardo Acosta Murguía, egresado de la Eastman School of Music en Rochester, New York, y ganador de una beca completa para cursar sus estudios de maestría en piano precisamente en el Conservatorio de Música en Suiza, alma mater de Jorge Viladoms.

Al acercarnos al relato de vida de Jorge Viladoms, queda claro cómo es posible que siete pianos, donados, naden desde Suiza hasta Guadalajara, así como una cauda nutrida de instrumentos musicales. Al leer Musicofilia y escuchar las ejecuciones de Jorge y Ricardo, será posible comprender varios de los porqués de quienes antes no podían caminar, hablar y sonreír, y que al tener contacto con la música clásica hasta cantan, bailan y nos llevan a dar un testimonio de gratitud personal". (Columnas Imaginario colectivo y Subrayado, publicadas en el Diario de Chihuahua, Espacio 4 y El Siglo de Torreón con el título "Nadar los pianos desde Suiza", 2016).

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