Suman 8 muertes en CU en este siglo
Las instalaciones de las facultades de Ciencias y de Filosofía y Letras son los lugares donde se ha registrado el mayor número de homicidios dentro de la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde el año 2002.
Al hacer una recopilación, desde el inició de la década pasada hasta la fecha, ocho muertes han sido contabilizadas en el campus principal de la UNAM. El años 2017 es en el que más se han registrado, debido a que de enero a junio de este suman tres fallecimientos.
En la Facultad de Ciencias, ubicada en el circuito exterior, se han registrado tres asesinatos, mientras que en Filosofía y Letras suman dos personas muertas. En la Facultad de Química, ubicada en el circuito interior de CU, se contabiliza un deceso, y entre esta Facultad y el Instituto de Ingeniería se encontró el pasado 3 de mayo el cuerpo de Lesby Berlín Osorio Martínez.
En "La Cantera", ubicada a un costado de CU y donde entrenan los Pumas, se encontró el 8 de mayo pasado, el cuerpo en descomposición de un joven que aparentemente se suicidó.
En la colonia Santo Domingo, delegación Coyoacán, ubicada a unos metros de CU, considerada una de las colonias de mayor delincuencia de esa delegación, se aprehendió, el 30 de marzo pasado, a uno de las 13 personas que las autoridades capitalinas investigaban porque presuntamente vendía drogas dentro de las instalaciones universitarias.
El pasado 24 de junio, la UNAM exigió una investigación a fondo por la presunta existencia de células del Cártel de Tláhuac, quienes se dedican a la venta de drogas en instalaciones de la máxima institución educativa.
La Universidad urgió a las autoridades competentes a realizar acciones para desactivar esas organizaciones delictivas, así como el deslinde de responsabilidades.
"El departamento de vigilancia de la Universidad se ha sostenido de milagro. Ahorita estamos en crisis, pero llevamos años manteniendo esto como Dios nos da a entender, porque no estamos armados y nuestras facultades de acción son limitadas", relata uno de los vigilantes de Ciudad Universitaria adscrito al equipo que durante años fue conocido como Auxilio UNAM, aunque recientemente cambio de nombre a Dirección General de Prevención y Protección Civil (DGPPC).
"Recibimos algunos cursos teóricos, pero la realidad es que tenemos pocas herramientas de trabajo: sólo cargamos un silbato, radio y alguna linterna. Así hemos sobrevivido años y años", explica.
Bajo este esquema operan los casi mil 400 vigilantes responsables de la seguridad del campus principal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al sur de la Ciudad de México. Su funcionamiento es contado a detalle por tres integrantes de este grupo de personal sindicalizado, que durante los turnos matutino, vespertino y nocturno, deben resguardar la seguridad física de alumnos, académicos, funcionarios, bienes e inmuebles de la institución.
A una semana de que se dio a conocer la operación de una célula del presunto Cártel de Tláhuac, se entrevistó por separado a tres de los vigilantes, quienes hablaron de otros focos rojos de seguridad en CU que, afirman, les impide desempeñar mejor su trabajo.
Por seguridad, ellos pidieron resguardo de su identidad, por lo que los nombres que se utilizarán en este reportaje son ficticios.
Zonas rojas y taxis colectivos. Emanuel trabaja aquí desde los años 90 y ahora se desempeña en el turno matutino: "Desde hace cinco años todos sabíamos que los frontones, 'Los Bigotes' (escultura cerca del metro CU), y la Facultad de Filosofía y Letras y sus alrededores, son lugares riesgosos. La Universidad se divide en nueve zonas y tenemos una décima que es la lateral de Insurgentes, en el perímetro de la Rectoría. La atención especial se focaliza en la zona 4 [los frontones] y la zona 6 [Los Bigotes]", dice.
En la zona 4 (los frontones), la principal desventaja es que es un lugar de juego aislado, sin edificaciones, sólo áreas verdes y explanadas.
Caso contrario es la zona 6 ("Los Bigotes"), que por la cantidad de movilidad humana se ha convertido en un punto difícil de vigilar, por su similitud con un Cetram (Centro de Transferencia Modal). Aquí desembocan de manera externa la terminal del Metro Universidad y un promedio de 10 rutas de microbuses externos.