Mientras los que fueron amigos del Norte nos quieren regalar un muro encontramos que en nuestro México vamos a tener la construcción de dos inmuebles beisboleros que harán historia, el nuevo estadio de la Ciudad de México y la terminación del nuevo Salón de la Fama en Monterrey. En ambas construcciones está la mano tan beisbolera de don Alfredo Harp que va pasar a la historia beisbolera con el capítulo más importante de todos. En los últimos días ya vimos lo adelantados que van los trabajos para que se terminen las dos construcciones que van a transformar el año de 2017 en uno muy feliz a pesar de todo.
Una vez le pregunté a don Bernardo Pasquel, el mayor de los cinco hermanos Pasquel que revolucionaron nuestro beisbol, la razón por la cual su famoso y querido hermano Jorge no había pensado en construir un nuevo gran estadio. Después de todo los presidentes Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán fueron sus grandes amigos y pienso que habrían aprobado el presupuesto. Don Bernardo me contestó en aquella ocasión que en esos tiempos los parques de madera eran los que se construían y que el Parque Delta era suficiente. Sin embargo en la segunda mitad de la década de los cuarenta se construyeron la Plaza México y el Estadio Ciudad de los Deportes al lado del coso taurino. El gran Jorge Pasquel abandonó el beisbol en 1951 y no construyó el nuevo estadio en el DF.
Pasaron unos años y todos los aficionados beisboleros le dimos gracias al Instituto Mexicano del Seguro Social por la construcción del primer gran estadio en la capital con todos los adelantos modernos de la ingeniería. Por esos años le hice la misma pregunta al ingeniero Alejo Peralta, que si no había pensado en construir un nuevo estadio que fuera de su propiedad y me dijo: "Meterme a construir un nuevo estadio sería meterme en problemas con el Gobierno que ya nos hizo el Parque del Seguro".
Sin embargo hubo un invierno en que don Alejo y el patronato del estadio del Seguro tuvieron una gran diferencia en el alquiler del lugar y fue cuando remozó el parque de la Colonia Petrolera para jugar allí la campaña de la Liga Veracruzana 1956-57. Fue el principio del fin para la Liga Veracruzana ya que nunca se repuso de ese invierno fallido.
Más adelante Carlos Peralta abandonó la ciudad con sus Tigres y tampoco construyeron el nuevo estadio. Vino la era del majestuoso Foro Sol, totalmente nuevo a comparación del Parque del Seguro que al llegar el Siglo XXI ya mostraba que se había avejentado y aunque pasaron varios años para que fuera aceptado por los aficionados ya se le había tomado gusto y cariño cuando nos lo quitaron después de la temporada del 2014 para poner su carrerita de coches. Y surgió don Alfredo Harp con la promesa del nuevo estadio en la capital y también decidió salvar el Salón de la Fama que fue abandonado por la Cervecería que lo patrocinó por tanto tiempo. Don Alfredo va lograr lo que no pudieron hacer ni Jorge Pasquel ni Alejo Peralta, con un pilón de oro como es la construcción del nuevo templo de inmortales.