Siglo Nuevo

Un contrato inmutable

El ejemplo de Johann Fausto

Fausto y Mefistófeles jugando ajedrez. Foto: Anónimo

Fausto y Mefistófeles jugando ajedrez. Foto: Anónimo

IVÁN HERNÁNDEZ

Cuando Johann pide echarle una ojeada al infierno, por aquello de darse una idea de la futura morada, el prestador de servicios arma una puesta en escena que cumple con horrorizar al curioso. El oscuro sirviente se guarda de mostrar las verdaderas tinieblas

La fabulosa y maldita vida del doctor, mago y nigromante Johann Fausto es una historia tan anónima como inmortal. Al principio nos encontramos a un personaje ávido de conocimiento, ese fruto sustraído al árbol de la perdición, que cede ante el avance de un ofidio experto en acechar, influenciar y consumir.

Si bien se trata de un relato somero para acercar al hombre al creador por la vía de recrear 24 calendarios de fáusticas andanzas, es menester reconocer lo siguiente: en el periodo que abarca desde el primer diálogo con Mefistófeles (representante de la firma enemiga de la gracia) y hasta la visita definitiva del jefe de tantas potencias coronadas, el protagonista la goza.

Quiere saber, sus aptitudes son varias, le atrae la astrología, la alquimia, lo desconocido, pero sus conocimientos y alcances son limitados. Sin embargo, su investigación de los negros conjuros no va mal encaminada, convoca al ser extraído del lugar concebido para el azufre y el castigo.

El pacto resultante es una mero trueque: sapiencia, riqueza, placeres y ordenanzas varias a cambio de sangre, carne y alma. A cada lector le corresponde juzgar la proporcionalidad del arreglo.

DESEOS ACME

Todos los beneficios obtenidos, sin embargo, proceden de un proveedor viciado. Gana fama de sabio sí, pero no debido a la reflexión personal y la precisión de sus cálculos; Fausto se limita a reproducir la información que le proporciona su diablo guardián. Mefistófeles no tiene problemas para mentir si la cuestión es proteger la inversión de su jefe.

Cuando Johann pide echarle una ojeada al infierno, por aquello de darse una idea de la futura morada, el prestador de servicios arma una puesta en escena que cumple con horrorizar al curioso. El oscuro sirviente se guarda de mostrar las verdaderas tinieblas, los fuegos de a de veras, los tormentos eternos.

El cliente no obtiene una fortuna escandalosa surgida de la nada, simplemente le son administrados los medios (el lugar, el momento, la oportunidad y la magia) para hacerse, por vías como el robo o el embuste, con bienes que le permiten llevar una vida holgada.

La relación de víctimas del delictivo proceder incluye a usureros, cortesanos y el mismo papa. Hurtar y burlar al sucesor del apóstol Pedro causa un placer inusitado en Fausto y no porque una de las cláusulas de su contrato le exija ser enemigo de Dios y de sus sirvientes; el doctor se ve a sí mismo como un instrumento de justicia, como un aliado del mal castigando a alguien igual o peor que él.

En cuanto a la satisfacción de los sentidos, el asunto podría resumirse con la vieja fórmula del gato por liebre, pero el gusto de contar está en los detalles. El doctor ve a una mujer de formas lozanas; unas horas después, la atrayente fémina visita a Fausto en su recamara. No se trata de la misma mujer sino de un demonio con el porte deseado.

El prestigio del astrólogo y alquimista lo lleva a visitar cortes donde los soberanos le piden realizar prodigios. Las peticiones le ayudan a conocer más sobre los alcances del pacto con el maligno. En respuesta a la solicitud de uno de sus anfitriones, el poderoso invitado consigue que se manifieste uno de los más grandes conquistadores conocidos por la humanidad. Tiempo después, Johann solicitará un servicio similar y llegará a conocer en bíblico sentido a Helena de Troya.

ADAPTACIONES

Las fáustica figura nutre la bibliografía de autores como Christopher Marlowe, Goehte y Thomas Mann. El de Goethe es considerado el más influyente de los volúmenes basados en el pacto entre el curioso estudioso y el chamuco jijo Satanás.

Los párrafos de estos autores tienen su origen en una pequeña pieza surgida de los talleres de un impresor alemán, Johann Spies. En 1587 apareció la primera edición de Historia del doctor Johann Fausto.

El arrepentimiento es un elemento central del religioso exhorto a conservar el favor del creador. Al nigromante se le aparece con relativa frecuencia el temor a la eterna condenación. Su intención de retractarse, volver al rebaño y dedicar los años que le quedan a la bondad es inmediatamente aplacada por el maligno. Fausto descubre que incluso antes de firmar el pacto ya estaba bajo la influjo del demonio, era un objetivo y lo habían trabajado desde la vanidad y las ansias de conocer.

Su vida disipada no escapa de la vigilancia de la comunidad. Un vecino se ofrece a ayudarle a escapar del infernal contrato. La compañía luciferina lo aparta de consejos bienhechores y le recuerda su calidad de enemigo de lo bueno. El doctor, resignado, retorna a la depravación y los placeres, sigue con sus viajes, se divierte a costa de individuos egoístas y vengativos. Por ejemplo, cuando pide prestado a un usurero le entrega en prenda una de sus piernas. No acude a pagar, y el prestamista decide tirar la extremidad antes de que empiece a apestar. El mago va a devolver el dinero pero, como su parte empeñada ya no está, alega que se incumplió el acuerdo, por tanto, la deuda ya no existe.

Una de las actividades favoritas del nigromante es agasajar a un grupo de estudiantes. Con ellos disfruta de banquetes, borracheras, música y carnavales. Ya cerca del final incluso comparte el secreto guardado por más de dos décadas sobre sus poderes.

De las páginas reproducidas por Spies es posible extraer varias lecciones sobre la antigua Europa. Costumbres, capitales, reinos y pueblos pululan en párrafos que no sólo conforman el relato de un hombre entregado al diablo sino un compendio de lo que era la vida en los años finales de la Edad Media.

Fausto viaja en un carro por los aires y así recorre mundo dando al lector la oportunidad de conocer lo que se tenía por ciudades exóticas, tradicionales, bellas, raras, imbatibles.

Su inclinación al buen comer y mejor beber permite saber cuáles eran los manjares más sabrosos y los vinos. Nada estaba vedado para el doctor y no es que el diablo hiciera las cosas por él, simplemente le daba magia para atrapar al ave más apetitosa o lo ayudaba a infiltrarse en la cava de los más célebres adoradores de Baco.

Las aventuras de Fausto en el extranjero son de lo más interesante y divertido que contiene su historia.

CONDENACIÓN

El destino del nigromante queda sellado no sin antes compartir con el mundo los conocimientos adquiridos sobre la bóveda celeste y fenómenos naturales como la lluvia, espectáculos de metamorfosis, predicciones. Los embustes hechos por el mago y aquellos de los que es la víctima, dan a la lectura una ligereza (en la primera acepción del término) que hace pensar en el buen estado de forma de una obra con más de 400 años sobre su lomo.

Luego de casi un cuarto de siglo dedicado al desenfreno, a la aventura, a Johann le llega el momento de entregar carne, sangre, alma y nadie puede salvarlo, las oportunidades de arrepentirse han caducado.

Leer esta herencia anónima también es formularse preguntas como ¿cuántas personas en la actualidad no harían lo mismo? O bien, ¿cuántos individuos no aceptarían un trato así aunque sólo recibieran uno o dos de los conceptos que el doctor involucra en la transacción?

El paso de los siglos, el cambio en las mentalidades, los avances tecnológicos y el conocimiento acumulado no han erradicado la posibilidad de que un día cualquiera aparezca ante nosotros un seductor ofreciendo las respuestas deseadas y alguna cosa más al módico precio de la condenación.

Correo-e: bhernandez@elsiglo.mx

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