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Un enemigo fraterno

Alienación parental, ¿tratamiento legal o psicológico?

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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M.C. ENRIQUE SOTO CHAVARRÍA.

Un progenitor alienante generalmente pone a los menores en medio de las disputas, relata a los infantes eventos negativos del pasado (incluso los inventan) que llegan a distorsionar la imagen del otro padre.

La ruptura de un matrimonio es en sí un acontecimiento doloroso para cada integrante de la familia. Esta separación puede ser para algunas personas como un evento traumático. Lo más adecuado sería brindarles a los hijos protección y no permitir que intervengan en los problemas de los adultos. No obstante, sucede que, a veces, uno los progenitores quiere tomar ventaja de la situación y para lograr ese fin manipula a sus propios hijos, les hace creer que el culpable o el malo de la familia es el otro progenitor. A esta situación se le conoce como síndrome de Alienación Parental (SAP).

Se trata de un tema controvertido porque algunas instituciones y profesionales de la salud no lo consideran un trastorno en sí; llegan a definirlo como un síndrome jurídico con el argumento de que no existe una vasta evidencia científica y metodológica sobre el padecimiento.

Si bien el SAP no es reconocido ampliamente, eso no significa que expertos del ámbito sanitario no se involucren en el tema, toda vez que se tienen indicios de su papel en la generación de dificultades sociales, emocionales, conductuales y escolares.

La víctima (generalmente los hijos de un matrimonio que está en proceso de divorcio) recibe un maltrato psicológico.

El término fue acuñado a mediados de los ochentas por Richard Gardner, quien lo describió del modo siguiente: uno de los padres (el sujeto 'alienante') descalifica o desvaloriza el papel del otro progenitor. Por tanto el Padre Alienante (PA) influye de manera negativa en sus hijos y los menores perciben a uno de sus padres como el 'bueno' (amado), mientras que el otro es visto como el 'malo' (odiado).

Los afectados presentan ocho síntomas:

Denigran continuamente a uno de los progenitores.

No desean estar con el padre 'odiado'.

Ven siempre las acciones de un progenitor como buenas, mientras que todo lo que hace el otro es malo.

Niegan estar influenciados por el sujeto alienante.

Apoyan de forma incondicional al padre 'amado'.

Son indiferentes hacia las emociones, acciones y sentimientos del progenitor no aceptado.

Usan de un lenguaje 'adultizado' (no propio para su edad).

Rechazan a los familiares y amigos del padre 'malo'.

No todos los menores manifiestan los ocho signos del SAP. Esto depende del nivel de alienación que hayan alcanzado.

En el primero, el ligero, el niño suele cooperar con las citas en relación a los asuntos legales y psicológicos de sus padres. La cooperación se da aunque manifiesten disgustos. En el nivel moderado, la postura del hijo es más negativa, su actitud se centra en la oposición y se conduce de forma irrespetuosa, aquí los ocho síntomas suelen estar presentes. En el último, el severo, los signos del síndrome permanecen activos y poseen una gran intensidad, las conductas hostiles pueden escalar al grado de la violencia física.

MOTIVOS Y CONSECUENCIAS

El PA, generalmente, pretende alejar a los hijos de la expareja por deseos de venganza, sobreprotección, culpa, miedo a perderlos, o simplemente porque desea mantener la relación aun cuando resulte conflictiva.

Otro motivo sugerido es que el sujeto alienante busca obtener alguna ventaja de tipo económico o bienes materiales. El PA justifica sus acciones con argumentos como “ella/él no tiene la capacidad de hacerse responsable”, “mis hijos desean estar más conmigo”, “solamente yo entiendo las necesidades de los niños” o “soy la mejor y única opción para protegerlos”.

Un progenitor alienante generalmente pone a los menores en medio de las disputas, relata a los infantes eventos negativos del pasado (incluso los inventan) que llegan a distorsionar la imagen del excompañero. Se trata de un maltrato psicológico.

El padre alienante puede ponerse en el papel de víctima y cuestionar el estilo de crianza de su expareja. Para ganar afecto o credibilidad llega a emplear recursos como entregar premios o regalos, también suele adoptar una crianza de tipo permisivo (Waldon & Joanis, 1996).

Los menores que crecen en un ambiente de este tipo tienen dificultades psíquicas, sociales y académicas. Las consecuencias varían dependiendo de factores internos y externos como la edad, la genética, el nivel educativo, los roles de los padres e incluso el nivel económico.

Estos niños exponen sentimientos de abandono y rechazo así como trastornos de ansiedad y depresión. En ellos aparecen emociones negativas como el miedo, conductas de irritabilidad, aislamiento, baja motivación y una pobre atención que conlleva una incapacidad para concluir los trabajos escolares (Brandes, 2000; Segura, et al. 2006).

AYUDA

Las intervenciones idóneas para casos de SAP son el apoyo psicológico y la asesoría legal. Es recomendable que exista una comunicación entre abogado y terapeuta.

En ocasiones los padres alienantes se rehúsan a recibir ayuda o bien la aceptan pero no son cooperativos. Ante esos casos es necesario establecer medidas legales.

La terapia y el curso legal de la disputa deben tener un diseño acorde a cada integrante de la familia. Lo óptimo, de nueva cuenta, es que los padres reduzcan sus conflictos y no inmiscuyan a los niños. A los hijos se les debe ayudar a recordar eventos positivos que hayan tenido con el progenitor “malo”, de ese modo se emprende una reestructuración positiva para el sistema familiar.

En casos severos de SAP la opción definitiva es retirarle la custodia al padre alienante, puesto que el maltrato emocional hacia los menores y la expareja continuaría.

Es un hecho que un divorcio tiene repercusiones en los hijos y que éstas pueden manifestarse con la forma de miedos, sentimientos de culpa, además de problemas de conducta. Es deseable es que los menores afectados reciban asesoría para contrarrestar las secuelas y sobrelleven la situación.

Si bien la alienación parental no es reconocida por varios profesionales de la salud, no debe ser excluida por los psicólogos de la relación de males a tratar, dado que este síndrome afecta por partida doble la relación padre-hijo.

Correo-e: enriquesotochavarria@gmail.com

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