(Primera parte)
Desde el año 2000, la Diabetes Mellitus es la primera causa de fallecimientos, sobre todo en las mujeres, y la segunda causa entre los varones mexicanos. La diabetes es uno de los problemas de salud más serios que por su frecuencia tanto en México como el mundo entero ocupa el segundo lugar, precedido tan sólo por los problemas cardíacos y que al año es motivo que se reporten el mayor número de fallecimientos.
Simplemente en México, durante el 2016, se registraron un total de 98,521 defunciones, independientemente de las múltiples complicaciones que de ella emanan, tales como la ceguera, las amputaciones de miembros inferiores, la insuficiencia renal crónica, que lleva a los que la padecen a estar sometidos a diálisis y como consecuencia a una muy mala calidad de vida, como en muchos casos, es una enfermedad silenciosa, "la mitad de las personas que la padece, lo ignoran", esto de acuerdo a reportes emitidos por la Federación Internacional de la Diabetes.
Agrega el doctor Landetta que los que la padecen tienen que checarse cuando menos una vez a la semana acudiendo a un laboratorio donde se practican exámenes clínicos, en este caso, medir las cifras de glucosa en sangre, aunque hay otras personas que pudieran contar con un glucómetro y otros aditamentos que se requieren, necesitan "pincharse" hasta tres veces al día para poder determinar las dosis de insulina que hay que aplicarles, este método que hasta el momento es inevitable, es motivo para el paciente tenga que exponerse al "pinchazo" sufra el dolor que esto produce y solamente ellos, nosotros, podemos bendecir lo que para nosotros significará el brazalete que nos ofrecen para ya no sufrir este martirio diariamente.
El presente de la pulsera inventada por el joven David Shimomoto Sánchez, a quien se han agregado su colega José Tejada y posteriormente Jesús Pérez, un ingeniero en electrónica, con quien vienen trabajando hasta la fecha con el fin de mejorar las pulseras, es un invento que no sólo tiene presente, sino un futuro que mi imaginación no alcanza a deslumbrar y que ya está revolucionando la forma de, cuando menos, que podemos estar al pendiente de nuestras cifras de glucosa en sangre sin necesidad de "martirizarnos" con cada pinchazo, que todavía hasta el momento es la única forma de hacerlo (al menos mientras esta pulsera se popularice) y en cada una de las ocasiones que sea necesario.
Llamó poderosamente mi atención que del grupo de los veinte jueces que estuvieron evaluando el invento de David quien menciona: "Nos daban negativas porque el dispositivo era muy avanzado para la época", y yo agrego: que si de esos veinte "jueces" hubiera tan sólo dos o tres que fueran diabéticos y que diariamente tuvieran la necesidad de "pincharse", tengo la plena seguridad de que ellos tres hubieran convencido a los otros 17 de dar el visto bueno al proyecto; es inverosímil que hayan agregado "que sería difícil tener la aceptación del público porque ya está muy utilizado el glucómetro tradicional, que es invasivo".
