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Una bacteria que salta de cama en cama

El escenario grave incluye esterilidad sin distinción de género

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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FABIO PÉREZ VÁZQUEZ

La clamidia, con el tratamiento correcto, es curable siempre que el paciente siga las indicaciones del médico al pie de la letra. Se detiene la proliferación bacteriana y se reducen de forma significativa las opciones de sufrir alguna complicación futura.

La clamidia forma parte del inventario de las Infecciones de Transmisión Sexual (IFT). La bacteria Chlamydia trachomatis es la causante de esta enfermedad venérea que no hace distinción entre hombres y mujeres.

Una de sus características más peligrosas es que se trata de un mal silencioso. Diversas investigaciones han concluido que hasta tres de cada cuatro mujeres infectadas pueden ser asintomáticas, en los hombres la proporción es del 50 por ciento.

Se propaga principalmente entre jóvenes. Los encuentros íntimos son su método para saltar de un organismo a otro.

Ninguna de las formas de contacto sexual (vaginal, anal y oral) es más segura que otra, cualquiera permite la recepción o el envío de este pernicioso microorganismo.

También es posible la vía perinatal, esto es, que la madre contagie a su hijo durante la labor del parto. El daño para el recién nacido suele traducirse como el desarrollo de un malestar en los ojos (conjuntivitis) o de neumonía. Además, si una embarazada alberga la C. trachomatis se aumenta la probabilidad de sufrir un parto prematuro.

Las personas con mayor riesgo de contraerla son: quienes tienen múltiples parejas; niñas, adolescentes y mujeres jóvenes sexualmente activas (esto porque el cuello uterino no está bien desarrollado), y varones que sostienen relaciones con individuos del mismo sexo.

SÍNTOMAS

Se sabe que los signos de ésta afección suelen aparecer de una a tres semanas después de tener relaciones sin protección.

En las mujeres, la infección afecta el cuello uterino y la uretra. Manifestaciones asociadas son un flujo vaginal anormal (amarillento y con fuerte olor) y una sensación de ardor al orinar. La presencia bacteriana puede extenderse del cuello uterino hacia las trompas de Falopio (que conducen los óvulos desde los ovarios hasta el útero) y causar Enfermedad Inflamatoria Pélvica. Al dispersarse, sus consecuencias incluyen dolor abdominal y náuseas.

Los escenarios serios producen desde el dolor crónico en la zona de la pelvis hasta la infertilidad y los embarazos eptópicos, es decir, fuera del útero.

Algunos pacientes sufren fiebre, dolor durante el acto sexual y/o sangrado entre los periodos menstruales. A veces el recto resulta afectado a causa del agente nocivo en el cuello uterino.

Si la clamidiasis se adquirió a partir de una relación anal y surgen los efectos, el cuadro muestra dolor rectal, así como secreciones no habituales y hasta sangrados.

Si se transmitió a raíz de un contacto de oral, la C. trachomatis se instala en la garganta.

En el varón provoca secreción (ya sea de pus o de una sustancia lechosa o acuosa) por la uretra (conducto que lleva la orina al exterior del cuerpo), y sensación de ardor o picazón al orinar.

Rasgos menos frecuentes son el dolor y la inflamación del epidídimo (conducto que lleva a los espermatozoides desde los testículos) y en la zona testicular. También se han encontrado casos en los que causa esterilidad masculina.

Otra manifestación asociada es una artritis reactiva que surge sin discriminación de género.

DETECCIÓN

Las pruebas para confirmar o descartar la presencia de esta afección son indoloras y rápidas. Una de ellas es tan simple como orinar en un recipiente. En ocasiones se toman muestras celulares de la uretra, la vagina, el cuello uterino o el ano frotando con un hisopo. Otras veces, se recurre al examen de sangre.

La clamidia, con el tratamiento correcto, es curable siempre que el paciente siga las indicaciones del médico al pie de la letra. Se detiene la proliferación bacteriana y se reducen de forma significativa las opciones de sufrir alguna complicación futura. Los medicamentos contra esta ITS no se deben compartir con nadie.

El tratamiento consiste en administrar antibiótico. Los doctores indican ya sea una sola dosis o un tratamiento para siete días. Para cualquiera de los casos se recomienda a quien está siendo tratado abstenerse de tener relaciones hasta evaluar si se ha curado. A las cuatro semanas se hace una evaluación de seguimiento para determinar si está libre del microorganismo. La medicina, sin embargo, no curará cualquier daño permanente que haya causado.

La búsqueda de ayuda debe ser doble, se recomienda asistir al consultorio con la pareja pensando en cerrar la puerta de la reinfección.

Las recurrentes visitas de la bacteria a un organismo conllevan, para las mujeres, un escenario de complicaciones como la infertilidad. No existe inmunidad de por vida para aquellos que han tenido un episodio de este mal silencioso. También se ha establecido que la afectación frecuente por clamidiasis incrementa la probabilidad de contraer o transmitir el VIH, virus que causa el SIDA.

El método más seguro para prevenir cualquier ITS no ha cambiado a lo largo de la historia: la abstención. El uso de preservativos o condones de látex sólo reduce el riesgo de contraer enfermedades.

PANORAMA

La C. trachomatis no se propaga por un contacto casual; no se contagia por compartir alimentos o bebidas, ni por dar un beso o un abrazo. También quedan descartados actos como tomarse de la mano, toser, estornudar o sentarse en el asiento de un inodoro.

Al tratarse de un padecimiento silencioso, a veces sus signos son tan leves que no se notan o son confundidos con otra cosa.

Debido a su parecido con otras ITS, como la gonorrea, es posible que el personal sanitario realice varias pruebas en busca del agente correcto.

Los daños graves y permanentes de los que es capaz la clamidia se concentran en el aparato reproductor de una mujer. Una razón es que el área de exposición del sexo femenino es mayor. Cerca de ocho de cada cien de las portadoras que no reciben tratamiento desarrollan salpingitis, una causa de inflamación de las trompas de Falopio y, por ende, de esterilidad.

La Organización Mundial de la Salud estima que cada año hay 131 millones de personas en el mundo que padecen clamidiasis.

CONTACTO: dr.fabioperez@hotmail.com

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