Desde la clasificación misma de los métodos de valoración ambiental se produce en aquellas personas que todo lo miden en metálico, una inquietud más cercana al desaliento que a la toma de conciencia y entendimiento. El "no uso" como valoración económica puede crear dudas y por ende la terrible indiferencia. Sin embargo, aun aquellos elementos naturales que son esenciales para la vida, como el aire limpio, que es totalmente gratuito, se asocia a diferentes valores económicos, que se traducen en gastos a medida que contaminamos el aire.
El Instituto Mexicano para la Competitividad A. C. (IMCO) ha hecho estimaciones de los gastos salud y pérdidas de productividad, provocadas por la contaminación de partículas menores a 10 micras (PM10), hasta ahora uno de los contaminantes que mayor daño provocan a la población de diferentes ciudades, entre ellas las de la Comarca Lagunera. El IMCO ha considerado en sus estimaciones, la sensibilidad de la población de cada ciudad a visitar al médico por estar expuesta a niveles de partículas superiores al valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tomó en cuenta el total de casos por asma, infecciones respiratorias agudas y enfermedades isquémicas del corazón a nivel estatal reportados en el Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE) para 2010.
De acuerdo con los cálculos del IMCO, la contaminación del aire por PM10 ocasiona los siguientes impactos y gastos por año: 5,065 muertes, 14,002 hospitalizaciones, 818, 679 consultas, pérdidas en productividad $ 3396 millones de pesos y $728 millones de pesos por gastos en salud.
La disminución de estos impactos se puede lograr a través de una política adecuada de movilidad y forestación urbana, pero sobre todo, mediante la conservación de la biodiversidad que purifica el aire, a través de la generación de grandes volúmenes de oxígeno y la captura entre sus ramas y follaje de las partículas que provienen de fuera. En el caso de la Comarca Lagunera es fundamental apoyar los sitios que nos benefician con este servicio ambiental, como el Parque Estatal Cañón de Fernández en el municipio de Lerdo, Durango, y la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, en el municipio de Torreón Coahuila.
Una de las aplicaciones de la valoración económica de los servicios ambientales que benefician a la conservación de la biodiversidad es la política de diferentes tipos de incentivos que se implementan para ayudar a reconocer y poner en valor los servicios ecosistémicos, y así contribuir a sostenerlos o restaurarlos. El pago por servicios ambientales es uno de estos incentivos que ya se reciben en las comunidades de la Reserva Ecológica Municipal Sierra y cañón de Jimulco, producto de la gestión de la Fundación Jimulco A. C., para estimular a los productores a adoptar decisiones o comportamientos y desarrollar acciones para lograr mejoras.
La inversión pública podría ser una importante fuente de recursos para incentivar nuestras áreas naturales protegidas, sin olvidar que los esfuerzos de conservación deben ir de la mano con el desarrollo de la población que influye directamente sobre el ecosistema, lo cual significa que en el caso de las comunidades de dichas áreas se deben desarrollar proyectos acorde con su estilo de vida, buscando reducir el impacto generado por actividades externas.
Nuestra Cuenca hidrológica Nazas-Aguanaval, nos provee de un sinnúmero de servicios ambientales, en las cabeceras de cuencas o partes altas, la regulación hídrica que incluye el flujo y calidad del agua, la conservación del suelo mediante cobertura vegetal, los cursos de agua con una magnifica biodiversidad acuática y la provisión de alimento y agua, y desde luego, los Bosques ribereños que coadyuvan en la conservación del suelo y regulación hídrica.
La regulación hídrica está estrechamente relacionada con la salud de los ecosistemas forestales de la cuenca alta y de los pastizales naturales de cuenca media-alta, como sabemos, las comunidades que viven en estas zonas desarrollan actividades productivas que dañan la cobertura vegetal, lo cual causa problemas de flujo hídrico y de contaminación.
Aplicando el método de la valoración contingente para solucionar este problema, se adoptó un Programa llamado Irritila que conceptualmente valora el servicio ambiental tomando el máximo valor que se está dispuesto a pagar por las ciudades de la zona metropolitana Río Abajo por una mejora en cantidad y calidad de agua, y el mínimo valor que estaría dispuesto a recibir la comunidad que radica en?la parte alta de la cuenca por realizar actividades productivas que no dañen la cobertura vegetal y contribuyan a mejorar el flujo hídrico. En la práctica funciona de manera voluntaria por parte de los abajeños y se han conseguido apoyos federales para cumplir, hasta ahora parcialmente, con la demanda de los pobladores de la parte alta.
No obstante, es un claro ejemplo de la aplicación de la valoración económica de los servicios ambientales, en un esfuerzo de compensación a las zonas "productoras de agua" Río Arriba.