Verdades y Rumores
Ya que pasó el tiempo crítico de las campañas y las elecciones, durante las cuales había que cuidar las apariencias, dicen que en el ayuntamiento de Torreón que preside Jorge Luis Morán las riendas andan muy sueltas y todo indica que la norma ahora es “sálvese quien pueda”, por aquello de que llegará un alcalde de otro color a partir del 1 de enero de 2018 y que, según dicen, entrará con el sable bien afilado. En donde más se nota el desbalague es, como siempre, en las áreas de Vialidad e Inspección, dependencias que siempre han estado en el ojo del huracán por las quejas de ciudadanos que son víctimas de las travesuras de agentes que se pasan de listos y al amparo de la charola solicitan “ayuditas” a cambio de favores. Pero no son los únicos lugares en donde se percibe el desmán y la soltura, también pasa en espacios públicos en donde se supone que iban a meterle mano desde hace tiempo y esa mano simplemente nunca llegó.
Por ejemplo, nadie se acuerda ya en el edificio público más caro de la ciudad del proyecto de rescate de la Alameda Zaragoza, para el cual hasta se convocó a la ciudadanía para que participara con su opiniones y propuestas que, por lo visto, quedaron en el último cajón de un escritorio arrumbado en la oficina de asuntos sin importancia. O de la segunda etapa del tan cacareado Polideportivo Oriente, a espaldas del Bosque Urbano, en donde sólo crearon unas planchas de concreto a las que les llaman canchas deportivas que por cierto nadie visita durante el día porque no tienen techumbres y los laguneros, por muy aguantadores que sean, aprecian su vida y no quieren exponerse al sol inclemente que hace en esta temporada. O en el mismo Bosque Urbano, en donde algo pasa con la planta tratadora del agua del lago porque ya son varias las veces en las que no sólo amanece verdosa, sino además con lodos que más que lago lo hacen parecer un pantano. O en el Bosque Venustiano Carranza, que en los últimos días ha sido objeto de la proactividad ciudadana para regarlo porque la noria que servía para regar una parte del área verde se descompuso. O el Metroparque, también orgullo de la actual administración, que hoy luce casi abandonado. O el Teleférico, tan polémico pero igualmente defendido por el gobierno local que no tiene para cuándo iniciar sus operaciones. O los frentes de obra interminables en el bulevar Revolución para la construcción del Metrobús, al igual que los anunciados trabajos de pavimentación. Y un largo etcétera.
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Uno de los asuntos que allá por el año de 2013 más expectativa generó, cuando por primera vez en la historia reciente de la región las administración de ambos lados del río Nazas arrancaron casi al mismo tiempo, fue el de la tan ansiada y batallada coordinación metropolitana. Y en estos últimos días las autoridades de ambos lados han dado una muestra de lo mucho que les ha importado y les importa. El nuevo símbolo de esta falta de coordinación es el puente Falcón-Herrera sobre el lecho seco en el que, como ya la habían reportado nuestros subagentes, cada parte pintó del color que quiso la valla de protección lateral, tal vez para darle un toque exótico a la obra. La novedad es que aunque el puente ya está terminado los gobernadores Aispuro y Moreira están viendo si algún día sus agendas se empatan para llevar a cabo el acto oficial de inauguración. Aunque hay que decir que del lado de Durango quedan pendientes algunas correcciones que deben hacerse debido a que alguien puso unas señales de más y pintó unas flechas que no tienen sentido. Pero no sólo en este hecho se pone de relieve la ausencia de coordinación. En materia de seguridad, las autoridades de los dos lados llevan meses dando un espectáculo que si no se tratase de un asunto tan grave, sería un auténtico vacilón. Resulta que las cifras de homicidios dolosos en la zona metropolitana no cuadran. Si uno pregunta en la Vicefiscalía de La Laguna de Durango se reporta un dato que no coincide con el que se da en la Delegación Laguna I de la Procuraduría de Justicia de Coahuila. La suma es menor a lo que en realidad ocurre, y esto tiene que ver con un “pequeño” detalle: hay unos casos que nadie quiere contabilizar porque de este lado dicen que aunque los cuerpos aparecieron acá, las personas fueron ultimadas allá, y obviamente allá se desentienden porque el hallazgo fue acá. Es decir, un verdadero lío de tercer mundo. Ya ni para qué hablar de los reglamentos de alcoholes y vialidad que sólo fueron homologados por unos meses para que terminara cada autoridad municipal haciendo lo que se le antoje. Pobre Laguna.
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Aunque dicen que el gober electo Miguel Riquelme anda ya en plena gira de agradecimiento y ratificación de promesas (como la del concierto de Ángeles Azules, ¿que ahora se llamarán Ángeles Tricolores?) en todas las regiones del estado, los panistas y sus aliados continúan en pie de guerra y de vez en vez, dicen, ponen nerviosos a los priistas. Un ejemplo fue lo que ocurrió ayer en Acuña, en donde el excandidato independiente de Piedras Negras, Lorenzo Menera, descubrió junto con gente del PAN paquetes y urnas electorales de la casilla reventada el pasado 4 de junio por unos vándalos no identificados en las mismísimas oficinas de la delegación de la Procuraduría de Justicia. De inmediato, en las cuentas de redes virtuales blanquiazules se corrió la voz de que se había encontrado “nueva evidencia del robo del siglo”. Y de la misma forma, los priistas riquelmistas se movieron para urgir al procu Homero Ramos Gloria a que saliera a aclarar el entuerto antes de que se hiciera un escándalo mayor. Y fiel a su estilo, parco en los temas más difíciles, don Homero ofreció la rueda de prensa más rápida del norte del país para decir que el material encontrado por los opositores estaba “bajo resguardo de la autoridad ministerial” por el expendiente abierto con relación a los sucesos del domingo 4 de junio en Acuña. Lo que todo mundo se cuestiona es por qué hasta ahora salen a explicar algo que merecía ser explicado desde el principio en virtud de que no fueron pocos los que preguntaron qué pasó con el material robado en la casilla de marras. Otro caso que demuestra el nerviosismo de algunos tricolores es el atosigamiento que algunas autoridades locales aplican a quienes osan brindar algún tipo de ayuda a los panistas y aliados en sus marchas y mítines. Fue el caso en la concentración de esta semana en Matamoros, en donde, según nuestros subagentes, los muchachos del sonido fueron detenidos durante algunas horas por gendarmes del alcalde Onofre para, dicen, acalambrarlos y disuadirlos que de anden de revoltosos. Vamos, como si fuera el México de los años 40.
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Los que no salen de una y ya están en otra son los árbitros electorales, los casi siameses IEC e INE. El primero sigue siendo blanco de críticas no sólo por las pifias cometidas en el conteo rápido y el PREP, sino también por los presuntos vínculos de algunos de sus consejeros con el poder estatal. Esta semana salió a la luz que el padre de la presidenta del Consejo del IEC, Gabriela de León, es empleado del gobierno provincial desde 2002, específicamente de la Secretaría de Fiscalización, señalamiento que se suma al de otros consejeros que fueron descubiertos echándoles porras al gober Rubén en sus tiempos de candidato o atendiendo diligentemente a los llamados del primero operador político del estado, David Aguillón. En lo que respecta al INE, que se la ha pasado poniendo en evidencia las fallas del IEC en el conteo y el PREP aunque ahora dice que no tiene la intención de juzgar la labor del instituto local, ha recibido varios dardos por su falta de explicación en el caso de la funcionaria electoral que fue sorprendida trasladando paquetes electorales en su vehículo particular y que luego se supo que era empleada de la Presidencia Municipal de Torreón. En vez de salir a aclarar este asunto, la respuesta del INE ha sido dar un portazo al caso bajo el argumento de que no tienen que dar explicaciones y que además no tienen facultades para investigar a la funcionaria. Por si faltaban elementos a los amantes del sospechosismo.