Mancuerna. Alan Boguslavsky (i) y Fernando Stala sobre el escenario de conocido establecimiento en Torreón.
El legado es innegable. Diez años después de su última presentación en directo, las canciones de los Héroes del Silencio siguen presentes en la memoria de sus seguidores.
Con los acordes de El Estanque, se dio por iniciada una noche tributo a la banda de Zaragoza que marcó una generación en el rock de habla hispana... y más allá.
Alan Boguslavsky acompañó a Los Santos Culpables en una noche especial en la Comarca.
Tras el emotivo inicio, el desfile de éxitos se dio con naturalidad. Deshacer el mundo, Mar adentro, La carta... y conforme avanzaban las canciones, podía constatarse como el show estaba montado para recordar la noche del 6 de octubre, en el Foro Sol.
Boguslavsky, más allá de ser el protagonista en la guitarra, fue el acompañamiento perfecto con algunas breves pero sentidas intervenciones.
Anunció La carta como parte de un pasado que se entierra poco a poco. Celebró la mexicanidad. Invitó a los presentes a unirse a La apuesta por el rocanrol. Porque la apuesta aún no está perdida.
Agosto, Sirena Varada, Opio y La herida crearon la atmósfera para que el "Héroe mexicano" se sintiera como en casa.
Fernando Stala aprovechó para presentar a los integrantes de la banda, por primera vez.
Dieron paso también a Flor venenosa, "la canción que menos le gusta a mi madre", y las célebres Héroe de Leyenda y Con nombre de guerra.
Para cuando llegó Oración, Boguslavsky tomó un papel protagónico frente al micrófono.
Nuestros nombres, No más lágrimas, Entre dos tierras, Maldito duende, Iberia sumergida... y la noche siguió ante la complicidad de un auditorio enajenado por los recuerdos.
Dos atípicas pausas para un recital se programaron durante la velada, en las cuales se escuchó rock en español desde Jaguares y Molotov hasta Alejandra Guzmán.
Y lo más emotivo llegaría al final.
El invitado de honor caminó al centro del escenario y comenzó con los primeros acordes de La chispa adecuada, para que luego se unieran Los Santos Culpables.
Juegos pirotécnicos, aplausos y mucha nostalgia cerraron la noche.
