El brasileño Edson Arantes do Nascimento 'Pelé' saluda al presidente de la federación rusa, Vladimir Putin. (EFE)
La Copa Confederaciones se puso en marcha ayer sábado, con un espectáculo de danza y una ceremonia encabezada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, antes del partido entre la selección local y Nueva Zelanda.
Putin figuró entre unos 60 mil espectadores que acudieron al nuevo estadio de San Petersburgo, el cual tuvo un costo de 750 millones de dólares. El líder ruso pronunció un breve discurso antes del saque inicial.
"Bienvenidos a Rusia", exclamó Putin, quien esta semana expresó su deseo de que los futbolistas de su país jueguen como guerreros y señaló que los fanáticos locales esperaban mejores resultados por parte de una selección ubicada actualmente en el 63er puesto del ranking de la FIFA.
Las autoridades realizaron estrictas revisiones de seguridad en las inmediaciones del estadio. Ello derivó en que muchos aficionados llegaran tarde y se perdieran el espectáculo de unos 20 minutos, que incluyó música y bailes y que se llevó a cabo un par de horas antes del partido.
En el torneo, considerado un ensayo para el Mundial que Rusia albergará el año próximo, participan ocho selecciones: Rusia, Alemania, Portugal, Chile, México, Australia, Camerún y Nueva Zelanda. Se disputará un total de 16 partidos.
Por su parte, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, recurrió al ruso "¡Spasibo!" para dar las gracias a las cuatro ciudades que albergarán partidos de la Copa Confederaciones: San Petersburgo, Moscú, Kazan y Sochi.
"Tengo solo un mensaje: venid a Rusia. Descubriréis un país hospitalario (...) y veréis el mejor futbol de la historia", señaló.