Durante la semana, jugadores y técnico adviertieron sobre lo "peligroso" que sería el rival del domingo en el Corona. Un equipo que no ha ganado en Torreón desde 1999, que pelea por no descender, que en vez de "armarse" para el Clausura parece que se desarmó (al menos por la salida de Alustiza). Un equipo que hoy es el último lugar de la tabla.
Pero así tiene que ser. Ni modo que salga un jugador profesional a decir: "Va a estar fácil el próximo partido" o "El rival que nos toca está facilito". No se vería bien. Además, ¿qué pasa si al "rival a modo" se le ocurre darle "en la torre" a la quiniela? Vean al Tigres cómo le fue en la selva chiapaneca. Está mejor así, darle crédito a cada rival y que se hable en la cancha.
Cierto es que Santos Laguna ha tenido dos rivales "a modo" en el presente torneo en casa (lugar 10 y 18 en la tabla, respectivamente); aún así, los partidos tienen que ganarse.
Con 8 puntos en 4 partidos, los albiverdes ya consiguieron la mitad de lo que hicieron en 17 fechas el torneo pasado, y son terceros en la tabla.
Mesura. Que este inicio sirva para dar confianza, pero aún hay que afinar la puntería.
Si bien, ayer el marco de Jonathan Orozco no peligró demasiado (y en las que tuvo que intervenir, lo hizo bien), vendrán rivales de más peso al Corona. Y habrá salidas complicadas.
Siguientes compromisos en casa: Cruz Azul (12 de febrero), Necaxa (26 de febrero) y Monterrey (12 de marzo); hay que seguir sumando.
Y faltan también al menos dos partidos de la Copa MX, donde todavía se puede calificar.
Este torneo alterno, me parece que perdió interés al no haber como premio un boleto a la Copa Libertadores, pero trofeos son trofeos.
Por lo pronto, Santos camina en busca de los 30 puntos en la Liga y algo más. Hasta invicto va.
Del Himno Nacional en las tribunas, puedo decir que no en todo el estadio se escuchó, ni los más de 21 mil asistentes lo cantaron. Quedará ahí, como mera anécdota.
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