¿GRACIAS, SANTOS?
Apenas terminó el partido del Santos en Toluca y muchos aficionados se manifestaban por diferentes redes sociales con mensajes de orgullo y agradecimiento. Esta vez no voy a pensar como aficionado... o tal vez sí, pero no de los que aplauden el esfuerzo del último partido.
Sí, claro, cuando en la ida te golearon en casa, lo menos que queda es ir a "partírtela" de visita. Como se supone te la partiste durante todo el torneo... o la mayoría de los juegos, por lo menos.
Pero, ¿gracias de qué? ¿Por el sudor, pundonor, orgullo, dignidad y demás sentimientos de grandeza mostrados en los 90 minutos donde ya no queda otra opción?
Aquí hay otro punto. Un sector del aficionado albiverde no puede evitar voltear hacia los lados a ver dónde descarga su adrenalina. Todavía no terminaba el partido en Toluca y algunos ya celebraban el "orgullo" que mostraba su equipo.
¿Sintieron cerca el pase a semifinales? Tal vez. Pero no se quedaron taaaaan cerca, les faltaron dos goles. Dos.
Esa "cercanía" que llegaron a sentir en sus corazones albiverdes se debió a la actitud del equipo, la vehemencia con la que atacaron los jugadores y la insistencia con que llegaron al marco rival. Lo que impidió una noche "redonda" fue la misma razón que impidió más festejos durante las 18 jornadas anteriores: falta de contundencia. En este caso, hay que añadir que Santos dio su peor partido del año en casa, en el juego de ida contra Toluca. ¿Gracias? ¿Qué acaso esperaban menos de lo que se vio el sábado en el Nemesio Díez?
Esos aficionados que no pueden evitar voltear a otros lados ya celebraban la eliminación del Santos "luchando", no como los vecinos de un lado. ¿En serio?
Es cierto que a los Rayados los eliminaron más feo, pero ¿cuál es la relación directa para comparar una y otra situación cuando ambos equipos verán lo que queda del torneo a través de una televisión, quizá desde el lobby de un hotel sobre una paradisiaca playa del Pacífico mexicano?
En fin, fanáticos.
Después de la épica batalla en el infierno, y mientras muchos seguidores albiverdes daban gracias al cielo por haber nacido Guerreros y no sé qué más, en la cancha del Nemesio Díez el plantel lamentaba la derrota en el global, más allá de la casi hazaña en la vuelta. La imagen de los jugadores es más que elocuente; la "dignigad" no alcanzó esta vez.
La eliminatoria la perdió el Santos en casa, en la ida, eso está claro. Que dejaran todo en la vuelta es normal. Que dé orgullo, sí, pero ¿conformarse con ese esfuerzo hasta el final?
Ahora entiendo al "villamelón" y le doy la razón; ¿para que seguir un torneo de 18 fechas si en el último juego van a darlo todo y a buscar "el milagro"? Y atrás quedarán las quejas y tragos amargos, los triunfos menores. ¿Por qué mejor no esperarnos para dejar todo al último y encomendarnos a todos los santos?
¡Milagro es caminar sobre el mar, curar al leproso o convertir el agua en vino!, no remontar un marcador en un partido de futbol. ¡Por favor! Pero bueno, tomemos la palabra "milagro" solo para resaltar un logro deportivo y ya.
Sí, está bien agradecer y que los santistas se sientan orgullosos. Llegará luego el tiempo de exigir, de que ese esfuerzo no se guarde hacia al final. De que el grito de gol no se ahogue cada semana. Que al equipo no le bajen las victorias en los últimos 10 minutos (no hay que olvidar que fue un torneo de 11 empates). Que vengan buenos refuerzos, verdaderos Guerreros. Llegará el tiempo que los objetivos se cumplan y que no haya que conformarse con una despedida "digna" a la primera.
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Eduardo Sepúlveda
Jsepulveda@elsiglodetorreon.com.mx
