Foto: Tanmut Photogrphy
Nacido en Apatzingán, Michoacán, Yeudiel Infante es un joven compositor mexicano de 27 años que migró desde muy chico a la Ciudad de México acompañado de su familia. Con estudios en composición musical, actualmente cursa una certificación en Composición Clásica (enfocada a la musicología) en el Trinity College de Londres. Ha sido alumno de compositores como Mario Lavista, Alejandro Colavita, Eduardo Garrido y Omar Guzmán. También ha hecho residencia artística en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras de Morelia y ha sido becario del Festival Visiones Sonoras en múltiples ocasiones.
Hoy en día, Infante está dedicado a la promoción de su próximo álbum Ruido Espejo, un trabajo enfocado al rock pero que refleja también tintes musicales de otros géneros. El joven compositor compartió con Siglo Nuevo unas palabras respecto a su visión musical y sobre últimos detalles de su reciente trabajo de estudio.
¿Qué tanto influencia la Ciudad de México tu composición?
Yo creo que bastante. La vida de acá tiene características muy de una gran ciudad: hay prisa, mucho estrés de no dormir, todo es muy rápido y todo es muy intenso. Apenas te das cuenta de que algo está ocurriendo cuando ya se acabó, y creo que eso ha tenido mucha influencia en mi composición en el sentido de que me gustan las cosas que tienen características de collage. Por ejemplo, en mi material Trompo a punto de caer o mi disco Ruido Espejo, cada canción es un género distinto. A pesar de que todo es rock, o cosas fusionadas con rock, te pasas por cada track y encuentras instrumentos distintos, colores distintos, que es un poco como salir a dar una vuelta a la ciudad: encuentras a cualquier persona, las cosas más 'chidas', las cosas más 'chafas' y todo va rapidísimo. Es una gran licuadora.
En cuanto al jazz, ¿cuál es tu postura respecto a que es un género que nació en las calles y su transformación a música de cámara?
Toda la música burguesa siempre ha venido de las calles. Si pensamos en la música barroca en Occidente, la suite ya está enfocada a esta estética o tiene cosas como muy refinadas, pero vienen de danzas populares, vienen de cosas que se hacían en la calle desde la Europa medieval. Entonces, creo que el gran paradigma que deberíamos superar como humanidad es el de que hay música para clases sociales y que hay música para intelectuales y para no intelectuales. Los occidentales hemos impreso nuestros traumas o errores sociales en las artes. Esto que mencionas del jazz es algo que le ha pasado a toda la música, le pasó al rock y le pasó al pop como ahora lo vemos. El pop ahora es 'fresa', pero esto de 'fresa' también es un concepto muy de nosotros, muy de esta época. Pero antes de 500 años, la música era una y era de todos, y de hecho ni siquiera había músicos, todos éramos músicos, todas las personas bailaban, todas las personas cantaban y tocaban un instrumento. No había una especialidad. De pronto el que tú seas pianista o seas compositor ya es una élite. 'El que compone música es un compositor y sólo él puede, y tiene el monopolio'. Yo no creo en eso. Creo que para mí ha sido muy significativo estudiar música y seguir estudiando música, y estudiaré música toda mi vida porque me gusta mucho y porque me ayuda a crecer, pero no creo que yo sea más compositor que el que se avienta unas décimas en el son. Creo que el jazz se ha impregnado de esta cosa elitista, pero a mí no me importa mucho eso, no le creo, mejor dicho. Creo que el jazz nació en las calles, y el jazz que más se disfruta y que más le gusta a la gente escuchar sigue siendo de la calle, no ha cambiado su esencia. Creo que si pones a quien hace jazz académico, que dedica horas de estudio, no es que haga un mal jazz, es que hace otro jazz, hace jazz de escuela. Pasa lo mismo con la cumbia y con lo que tú quieras.
¿Qué opinión tienes de esta cuestión de cuando el público "no entiende" la obra de un compositor?
Yo no sé si tiene sentido decir a veces que el público no entendió una obra de arte o si tiene sentido decir que el público la entendió, no sé, ninguna de las dos. Una cosa es que hayas transmitido algo o no y otra cosa es que la gente haya vivido la experiencia que tú viviste y por la cual generaste la obra. Desde mi opinión, un compositor que es bueno evoca cosas en las personas, un compositor que es muy bueno evoca lo que quiere en las personas y un compositor que es extraordinariamente bueno transmite su experiencia a la gente. Si yo hago una obra porque estaba muy triste y cuando se estrena la gente se pone muy feliz, yo no diría que no la entendieron, yo diría que entendieron lo que entendieron y está bien. Lo maravilloso de la música es que no es una ciencia, no hay un instructivo, no tienes que vivir una canción como se “debe de vivir”, por paso uno, dos y tres, sino que tú la vives como quieres. Por eso es un ejercicio de libertad del arte, porque cada quien, haya estudiado arte o no haya estudiado arte, haya estudiado la primaria o nada en la vida, haya estudiado un doctorado en ciencias, de todas maneras eres igual de libre de escucharlo y de todas maneras vas a vivirlo según lo que tú has vivido en tu vida, vas a poner tus anécdotas, tu experiencia y tu personalidad en lo que escuchas. Entonces, sí, creo que la gente jamás se equivoca, se equivoca el compositor en lo que quieras: al componer o en su expectativa de lo que pase con la gente al momento de ejecutarlo. No es lo mismo tener una letra muy triste pero cantada pensando en que ya tienes hambre y quieres ir a comer, que tener una letra muy triste y vivir totalmente lo que tú estabas viviendo cuando la escribiste, la gente se da cuenta, no le preguntes cómo, pero se da cuenta.
En tu papel como compositor, ¿cómo te manejas con los intérpretes?
No me gusta nada el papel de ser el dictador que dice cómo tiene que ser todo, cómo se tienen que parar, sentir y pensar. No, eso nunca lo he hecho, no me gusta. Mi manera de trabajar con un intérprete es primero reconocer que el intérprete es él y que por mucho que yo haya estudiado su instrumento, no lo toco, él manda en eso y puedes decirle 'mira, lo que yo tengo en la cabeza es esto', explicar antes de tocar una nota cuál es la idea y después ir a la partitura y que él la ejecute con libertad. A mí no me afecta que un intérprete me dé su retroalimentación respecto a mi música.
Sobre tu álbum; Ruido espejo es un disco de rock que, supongo, ha significado pasar a otro nivel en tu carrera musical...
Ruido espejo es la culminación de una serie de sueños que he tenido desde bien chavito. Por un lado está el sueño de tener un disco de canciones mías, podérselas mostrar al mundo, que puedan decirle cosas a la gente, que con suerte alguien pueda identificarse con sus palabras y sus acordes de la manera en la que yo me he identificado desde siempre con las de muchos otros. Por otro lado, el sueño de tener un pretexto personal de tener un contacto directo con la banda. Me gusta estar en los escenarios cantando cosas que pueden influenciar a más de uno y que se pueden convertir en un fenómeno que me parece fantástico, que es el de cantar al mismo ritmo y al mismo tono, cada uno, sus sentimientos a través de la mismas palabras, me parece increíble. Esta situación de que latimos al mismo tiempo cuando escuchamos música en vivo, la cantamos o la bailamos. El rock para mí representa eso, lo he encontrado como el idioma que me dice más.
¿El título del disco, Ruido espejo, encierra alguna percepción conceptual?
El disco se llama así por tomar el sonido, el ruido, como un medio a través del cual puedes reflejarte del otro, por el cual puedes encontrarte con otra persona y la otra persona contigo. No se llama “Música espejo” ni otra cosa, porque no creo que sólo sea la música, sino que estoy hablando del sonido como una manera de encontrarnos. Justo en estas canciones busco reflejarme primeramente yo, ya que todas las canciones hablan de experiencias personales. Debido a esto me reflejo, me veo en un espejo que es el ruido, la palabra, la música, los instrumentos. Pero en segundo lugar hay una contraparte de reflexión que debería de ser la que ocurre con el público, de que si quien escucha el disco también ve sentimientos de su propia biografía en lo que dicen las palabras, en lo que dice este sonido, en lo que dice este ruido. Entonces tenemos una reflexión de ambos lados: donde yo me estoy reflejando en el sonido del disco y a veces en ese sonido se refleja otra persona, y por el ruido nos reflejamos el otro y yo, y yo con el otro. Es una especie de doble reflejo. Como esta idea de John Cage de que la diferencia entre ruido y sonido y música, pues no es otra más que el que lo escucha.
¿Cómo se organizó el proceso de grabación y qué experiencia te dejó?
El disco se grabó en un estudio que se llama Sala de Audio (Ciudad de México) que además es una escuela de audio y está muy bien equipado. Salvador Tercero es quien estaba al frente de la grabación y siempre estuvo preguntándome si prefería una cosa o la otra. Fue la comunión de su experiencia con las canciones mías. Entonces fue un proceso que no hubiera sido posible si no hubiese sido una persona tan profesional. La estructura de producción fue, entonces, él al frente, yo a su lado, y asistiéndome sus dos brazos derechos, que eran Marcos Santana y Alan Cessa. Las letras son mías todas y la música es mía toda, excepto una canción que es un cover de David Aguilar, Rosa encendida, donde la letra es suya, la música es suya, pero el arreglo es mío. No participó nadie como tal ayudándome a escribir un arreglo o a escribir una música, pero es importante decir que lo fui trabajando bajo el ojo clínico de Rosino Serrano, que actualmente es el director musical de Eugenia León, hace música para cine, por ejemplo, El crimen del padre Amaro, etcétera. Él no escribió nada para el disco, pero si a alguien tuve que recurrir para tener un punto de vista o a veces necesitar simplemente una palmada amistosa en este mar complejo que puede ser la adversidad creativa, pues ese sin duda fue Rosino Serrano.
Además del rock, en el álbum se pueden apreciar tintes de otros géneros como el tango o la música popular mexicana…
Sí, decimos que el disco es rock porque eso es lo que unifica todo. Sin embargo, hay momentos en donde lo que lo que escuchamos tiene cosas de funk, tiene cosas de jazz, tiene cosas de tango, tiene cosas de huapango, tiene cosas de música experimental, incluso hay algunos de acusmática. También hay elementos de instrumentos que son ajenos al rock: de pronto hay una parte donde hay arpa, donde hay chelo, el ensamble mismo cuenta casi en todo momento con un piano acústico (el cual tuvimos la oportunidad de grabar y que es todo un privilegio en esta época). Esos son estilos que están dentro del estilo, del ADN de Ruido espejo. Nunca hay una canción que sea exclusivamente tango, nunca hay una canción que sea exclusivamente un son, pero hay dejos de todo ello porque simplemente me cuesta mucho trabajo “hacerle el feo” a un estilo musical ya que crecí escuchando de todo. Entonces la fusión es una manera inevitable, para mí, de hacer música. Me encanta la estética de las cosas que tienen pedacitos de aquí y pedacitos de allá. En general el concepto del disco tiene que ver con eso. Me gustan los discos que no te aburren, me gustan los discos que se escuchan de la canción uno a la última y yo no quiero que mi disco sea lo contrario a eso. Fue algo que pensé, la idea de este disco es que no vas a escuchar dos canciones que se parezcan, no vas a aburrirte porque suenan igual.
El disco aún no sale oficialmente. Lo hemos tocado en varios lados aquí en Ciudad de México, como en el Foro Cultural Hilvana, pero la presentación oficial será próximamente. Con oficial quiero decir que se hará el concierto de presentación para medios y para la banda en algún foro que aún no sabemos cuál va a ser. Ahorita lo que estamos haciendo es difusión del proyecto. El disco lo vamos a presentar en un formato innovador que es un disco descargable que viene dentro de un frasco. Es una idea que tiene que ver con la salida inminente del disco al mercado y tiene que ver con una pensamiento amigable con el medio ambiente en el sentido de no generar basura innecesaria. Entonces se presentará una edición limitada en el concierto y la gente tendrá oportunidad de comprar el disco y el frasco lo podrán usar para lo que quieran. En sí el disco no es un disco, es un álbum con concepto que se podrá descargar mediante una plataforma digital. El proceso de las cosas es que primero se está haciendo la campaña en Instagram (recientemente alcanzamos los 10 mil seguidores e hicimos una fiesta para celebrarlo, muchísimos de ellos fueron e hicimos un concierto y nos conocimos), lo que sigue después es sacar el primer sencillo de una canción que se llama Carta abierta, del cual estamos terminando de grabar el video y después vendrá la presentación oficial del disco y después del concierto el álbum estará disponible.
Twitter: @BeatsoulRdz