Recuerdos. Doña María Guadalupe, como desde hace nueve años visitó la tumba de su nieta. (GUADALUPE MIRANDA)
Sólo cinco meses justos bastaron para María Guadalupe Zurita se enamorara completamente de su pequeña nieta. Fue justo el tiempo, que la bebé estuvo en la tierra. Ayer, durante la celebración del Día de Todos los Santos, en el que además, según la tradición mexicana, se recuerda a los niños ya fallecidos.
Hace nueve años la pequeña falleció a sus cinco meses de vida. Desde entonces, no hay un primero de noviembre que su abuela, María Guadalupe no visite su sencilla tumba, en donde descansan sus restos dentro del Panteón Municipal número Uno de Torreón.
Unas flores rosas y corazones, adornan su última morada, así como unas palabras dedicadas de su abuela para su nieta Rosalita, como la llama de cariño.
"Año con año vengo con ella, es un momento especial porque es mi bebecita", dice doña María, quien acompañada por una de sus hijas, se encargó de adornar su pequeña tumba.
Se trata de su nieta número 11, la cual recuerda con cariño, pese al corto tiempo que estuvieron juntas.
Es hija de Rosalba, una de sus hijas que se encuentra en Estados Unidos, y quien asegura, no ha visitado la tumba de su pequeña bebé. "Yo soy la única que se acuerda", dice con orgullo. "Francamente, no se acuerda de su bebé", insiste.
Cada año dice, se le ponen sus flores, un recuerdo de su visita y se le reza, "un Padre Nuestro y una Ave María", para su eterno descanso de la pequeña Rosalba. En casa dice, no puede falta su veladora.
En algunos lugares de México el 28 se destina a quienes fallecieron a causa de un accidente o de manera trágica y el 29 está dedicado a los ahogados. El 30 y 31 se espera la llegada de las almas de los "limbos", de niños que fallecieron sin haber sido bautizados, y a los olvidados, que no tienen familia que los recuerden. Y el 1 de noviembre es el día de los niños muertos y el 2, el de los muertos adultos.
