Postura. Se considera que las mujeres tienen mayor responsabilidad para pagar y se administran mejor.
CLAUDIA BARRIENTOS
El siglo de torreón
En el 2010 en Durango, 24 de cada 100 hogares tenían cabeza femenina, mientras que para el año 2015 la cifra se elevó a casi 29 por ciento. Esto quiere decir que aproximadamente 131 mil hogares duranguenses tienen como jefe de familia a una mujer, con un promedio de 3.5 personas por hogar.
Asimismo, a decir del titular de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado (Sedesoe), Jaime Rivas Loaiza, según datos de un estudio de género y pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 39.5 por ciento de los hogares con jefatura de familia son considerados pobres.
Afirmó que esta situación representa una preocupación del actual gobierno, por lo que se trabaja para brindar oportunidades y fortalecer a las mujeres, particularmente a las que son jefas de familia y que constituyen un grupo vulnerable, para evitar su discriminación y su situación precaria.
De ahí que en la dependencia se cuenta con un programa para propiciar el autoempleo de las jefas de familia a través del cual se les otorgan créditos de 10 mil 800 pesos en promedio, para poner un negocio.
Por estos créditos no se cobran intereses y, cuando terminan de pagar, se les vuelve a prestar la misma cantidad para que sigan fortaleciendo su negocio.
Asimismo, conscientes de que estas mujeres son las únicas que están al pendiente de sus hijos y de las labores del hogar, se alienta que el negocio se instale en casa para que no descuiden a los menores, además de que se promueve que se sigan preparando para mejorar su negocio, ya que la educación genera oportunidades.
En 2017 se apoyó a 404 jefas de familia de varios municipios y para este año 2018 se dispone de un recurso de siete millones de pesos con el que se prevé apoyar a entre 400 y 500 mujeres.
El entrevistado comentó que una mujer que es capaz de sacar adelante a su familia se empodera, por lo que ya no es fácil que sea objeto de maltrato, por lo que se privilegian este tipo de programas a través de los cuales puedan generar sus propios ingresos y contribuyan al desarrollo de la entidad.
El siglo de torreòn