Recital. María Callas revivió gracias a la tecnología, durante el Festival Internacional de las Artes de Coahuila Julio Torri. (CORTESÍA)
No es sólo su voz, ese timbre que conquistó los escenarios más exigentes de la ópera, son las expresiones de un rostro que se desgarraba en cada nota. Y es que a más de cuarenta años de su fallecimiento, la diva universal por excelencia, María Callas, apareció, gracias a la tecnología, anoche en los escenarios del teatro de la ciudad Fernando Soler, para ofrecer un recital de esos que se graban en la memoria.
En el marco del Festival Internacional de las Artes de Coahuila Julio Torri 2018, anoche se presentó el espectáculo escénico Callas in Concert. The Hologram Tour, una fusión de tecnología y música en vivo, que en su gira internacional, hizo estación en la capital del estado.
Bajo la batuta de un carismático director, el maestro Tomasz Golka, la Orquesta Filarmónica del Desierto de Coahuila, dio la bienvenida al público con la Obertura La gazza ladra, de Rossini; un acertado tentempié, antes de que la magia de la tecnología hiciera de las suyas y nos dejara ver caminando con un vestido blanco a la gran Callas, quien irrumpió el silencio del teatro con el tintineo de sus tacones.
Tan pronto la soprano desfiló como lo que era, una reina, el público estalló en aplausos, y aunque era un holograma, tan modesta como diva, agradeció a los asistentes con su tradicional venía.
Qué difícil describir esa inigualable interpretación del Vals de Julieta de Gounod; o la Escena de la carta, en el Macbeth de Verdi; con las que abrió el concierto del Julio Torri, anoche en Saltillo, los agudos impecables si, conocidos por muchos, pero la pasión expresiva y la experiencia de verla en vivo, fue posible para los asistentes al teatro, gracias al trabajo de BASE Hologram Productions.
Destacado el trabajo de los músicos de la orquesta coahuilense y su empatía con el director huésped, con unas cuerdas que hablan de buen nivel de la agrupación, y unas percusiones que estuvieron a la altura del concierto, la filarmónica de nueva cuenta allanó el camino, con la Obertura de Carmen, para escuchar, tal vez la mejor Habanera de Bizet, de la que se tenga registro, la de María Callas.
Para la gran mayoría del público que asistió anoche al teatro, la voz de Callas es familiar y conocida, pero verla en vivo, aunque sea proyectada por ese mágico láser que revive mitos, es toda una experiencia. Fue la posibilidad de ver el movimiento de sus brazos, la melancolía de su mirada, los pliegues caprichosos de la tela de su chalina roja, cómplice de esos momentos que la historia de la ópera considera irrepetibles, y que medio siglo después de su registro original, hoy cobran vida gracias a la mancuerna entre tecnología y cultura.
Dos escenas conmovedoras fueron revividas en el tour del Holograma, el Sonámbulo, de Macbeth; y la Locura, de Hamlet. Abrazada de su propio cuerpo y con la mirada al piso, Callas explota lo mejor de ese instrumento sobrenatural que llevó a la perfección, su voz. Despide el aria con un agudo que antes del aplauso deja al público coahuilense sorprendido.
Acertado programa de este tour holográfico, porque además recorrió los colores de su voz, desde Verdi, pasando por Bizet y Catalani, hasta Ponchielli, Puccini y Bellini. Vale la pena destacar la calidad y nitidez de la proyección que logra la compañía BASE Hologram, la calidad de la remasterización de su voz, y sobre todo el trabajo humano que descansa tras una producción de esta naturaleza, que además coordina un director y la orquesta en vivo. Aplausos, ovaciones y besos, llegaron hasta donde descansa la voz de la diva, luego de recordar su impecable figura.
Mancuerna impecable
Ofrecen un recital para recordar:
=> Gran actuación de la Orquesta Filarmónica del Desierto de Coahuila, sonido y madurez.
=> El maestro Tomasz Golka, una batuta elegante y precisa, como director invitado.
=> El público coahuilense despidió con gritos el holograma que por momentos transportó en la historia.
