El ser humano se ha considerado un ente racional, con la capacidad de pensar y capaz con ello de resolver problemáticas diversas. Esta característica no nos es exclusiva, ya que otros seres tiene las aptitudes para solucionar aquello que los lleve a poner en riesgo su integridad y por ende la supervivencia. De hecho esta particularidad nos ha llevado como especie a desarrollar otras habilidades de manera que nuestra capacidad de adaptación se haya vuelto más compleja y nos ha permitido ser funcionales en diversos contextos.
La evolución y los estilos de vida que permitieron que la corteza frontal prosperará de una forma distinta a la de otras especies nos ha brindado posibilidades que se ven reflejadas en la vida cotidiana, tal es el caso del conocimiento que permite el desarrollo tecnológico. Pero, ese desarrollo ¿de dónde surge? Una respuesta sencilla pero no completa podría ser de la reflexión que se hace a partir del análisis y la observación. Sin embargo el proceso de pensamiento es mucho más complejo que eso, implica un aporte personal de quien está pensando.
Para explicar mejor esto hay diversas perspectivas, de entre ellas Arthur Schopenhauer, filósofo alemán que aborda el tema considerando la acción de pensar como un arte. Además de explicar sus ideas con ingeniosas metáforas que clarifican el pensamiento como una pertenencia inherente a su dueño. Desde de punto de vista propone que "el pensar ha de ser estimulado, como el fuego por una corriente de aire y sostenido por algún interés en el tema que se está en juego" en otras palabras un ambiente nutricio que genere deseo de conocer y comprender, de otra manera el pensar no será posible. ¿Y de que fuente se toma este estimulo? La primera respuesta que viene a mi mente es de la lectura conocer los pensamientos de aquello que me precedieron de alguna manera, pero Schopenhauer es tajante al plantear que hacer esto sin la debida precaución puede ser un arma de doble filo, ya que si bien se está conociendo lo que alguien más pensó ese proceso no es propio del lector y puede introyectar dichas ideas como propias sin hacer su propia reflexión del tema, da como ejemplo el caso de los eruditos enciclopédicos que citan fuentes y autores como una letanía más allá de comprender las ideas que ahí se presentan o peor desechar las ideas propias en pos de las de alguien más.
Del mismo modo incita a que quien piense por sí mismo tiene la apertura de conocer las formas de pensar de los demás sin ver sometida su voluntad de pensar.
Es necesario aclarar que la lectura no es algo malo para el pensamiento ya que también puntualiza que "Así como es necesario digerir los alimentos para que nutran" ocurre de forma similar con lo que lee y a esto se le llama análisis. El cual es muy parecido a lo que ocurre en el proceso creativo -aquél que se emplea en la solución de cualquier tipo de problemáticas, ya sea estéticas (arte) o teórico-técnicas (Ciencia y tecnología) o de la vida cotidiana.
La creatividad toma elementos de muchas partes para recombinarlos y generar opciones que no han sido propuestas quizá más innovadoras o quizá más eficientes y en el momento de cristalizar la idea que da como resultado el proceso creativo coincido con lo que advierte Schopenhauer "Siempre leyendo para nunca ser leído" que refiere a materializar nuestras ideas o nuestros procesos generar pensamientos propios que se reflejen en obras y probablemente ser así impulsores del proceso de pensamiento o creativo de alguien más.
