Foto: David Lytle
La instalación donde se fabrican los cohetes de la NASA se encuentra en medio de plantaciones de algodón, a cientos de kilómetros de las plataformas de lanzamiento de Cabo Cañaveral, en la Florida.
Desde los primeros satélites y astronautas de la Unión Americana, hasta las misiones a la Luna, los transbordadores espaciales y el Sistema de Lanzamientos Espaciales en el que está trabajando actualmente la NASA, la historia de los cohetes está íntimamente ligada a este punto del mapa de Alabama.
Apodada Rocket City, o la Ciudad de los Cohetes, Huntsville se transformó en un centro espacial vital gracias a Wernher von Braun y su equipo de especialistas alemanes, que se instalaron aquí en la década de 1950. La ciudad era sede desde hacía tiempo del Arsenal Redstone del Ejército y del Centro Marshall de Vuelos Espaciales.
Hoy día, está atrayendo a una nueva generación de ingenieros, científicos y otros especialistas en tecnología. También a turistas. Niños y adultos que se suman al Campamento Espacial.
VISIÓN
El ingeniero von Braun propuso promocionar las bondades del lugar. Así nació el Centro Espacial y de Cohetes, que alberga uno de los tres propulsores de la nave Saturno V empleados en su trayecto al satélite terrestre.
Foto: AP/Vasha Hunt
De origen polaco, el primer director del Centro Marshall, también estuvo detrás del campamento, aunque no llegó a ver su inauguración, la cual se dio en 1982. Desde entonces, unos 800 mil menores y adultos han asistido a sesiones instructivas de un día, un fin de semana o toda una semana. En estas jornadas se abordan temas como el espacio, los robots y la aviación.
El Centro Espacial y de Cohetes, que ofrece al visitante simulaciones de viajes con estos potentes artefacos, es la principal atracción turística paga de Alabama, según su directora ejecutiva Deborah Barnhart.
“Todos somos fanáticos del espacio y estas cosas nos encantan”, afirmó Barnhart.
Huntsville no vive de la historia exclusivamente. Siguen las investigaciones para mandar a astronautas nuevamente a la Luna y a Marte. “Miramos hacia el futuro, a los viajes espaciales. Tratamos de resolver los problemas de vivir y trabajar en el espacio”, expresó Bernhart.
El escritor Homer Hickam, que vive desde hace mucho tiempo en Huntsville y trabajó para la NASA antes de jubilarse, dice que Cabo Cañaveral y Houston concentran toda la atención
“Pero si tú observas Saturno V está enorme y la única parte de la que Houston fue responsable fue... ni sé. Ese sector pequeño allí a la derecha”, comentó Hickam, cuyo libro autobiográfico Rocket boys inspiró la película Cielo de Octubre.
“Esta es probablemente la ciudad más científica de Estados Unidos”, manifestó un ex empleado del programa Apolo, Billy Neal, hoy docente voluntario.
Foto: AP/Vasha Hunt
Miss Baker, el “mono ardilla” que viajó por el espacio antes que los astronautas del Mercury en 1959, está enterrado en el Centro Espacial. Los asistentes al CE a veces dejan bananas en su tumba.
Cerca de mil visitantes de todo el mundo acuden a pasar una semana típica de verano. Lanzan pequeños cohetes y experimentan lo que se siente al caminar por el espacio mientras cuelgan de unos arneses o se zambullen en tanques de agua parecidos a los usados por los astronautas durante sus prácticas, aunque más pequeños. Se sientan en reproducciones de cabinas de las naves espaciales que hacen simulacros de aterrizajes en suelo marciano y también simulan ser controladores de vuelos. Incluso viven en dormitorios que parecen estar en la superficie lunar.
Las simulaciones “son tan realistas como pueden ser”, dijo la astronauta Dottie Metcalf-Lindenburger, quien asistió a una Academia Espacial para estudiantes mayores en 1990 y viajó en el Discovery en el 2010 como instructora de la NASA.
El objetivo es mostrarle a los visitantes que “lo que hacen en la semana no es muy distinto de lo que hicimos en el programa y de la preparación para un viaje espacial real”.
Mientras Metcalf-Lindenburger se despedía de los casi mil “graduados” de la semana, otra egresada, Serena Aunon-Chancellor, circulaba alrededor de la Tierra en la Estación Espacial Internacional. Entre las personas que participaron del campamento se destacó la presencia de numerosos ingenieros y científicos, dos de los cuales vivieron en la estación espacial, y del fundador de Space X, Elon Musk.
“Queremos inspirar a la gente a la que le gusta la aviación”, dijo Barnhart. “Estos muchachos que tenemos aquí algún día irán” al espacio exterior.

