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SOBRE EL ORGULLO Y LA SOBERBIA

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Imaginemos que después de un partido final en un torneo de futbol juvenil dos jugadores del equipo ganador, considerados los mas valiosos del torneo, son entrevistados. Uno de ellos atribuye su éxito a la dedicación y disciplina en sus entrenamientos, al trabajo duro y con entusiasmo durante los partidos, y a que el resto del equipo lo había apoyado. El otro jugador considera que su éxito se debe a su genio y superioridad innata en sus habilidades futbolísticas, ya que el futbol "lo trae en la sangre". Ambas respuestas denotan claramente una expresión abierta de orgullo y son válidas, ya que expresan un logro. La diferencia reside en la forma o "el cómo" se expresa el orgullo, y en su origen y razonamiento en cada uno de los jóvenes.

En el primer caso, el joven futbolista le da crédito a la dedicación y esfuerzo en su preparación para jugar, además de la ayuda de sus compañeros, y por lo mismo, se siente orgulloso. En el segundo, la autosuficiencia del muchacho le hace pensar que su éxito es automático y único, posiblemente por ser descendiente de un futbolista profesional, lo cual le hace presentarse con arrogancia.

Estos ejemplos sugieren que existen dos tipos de orgullo: el primero, con una connotación positiva en donde la persona reconoce un esfuerzo a sus propias acciones y a las del grupo al que pertenece, sea su equipo deportivo, su familia, su comunidad, etc., y que le permite sentirse satisfecho de si mismo y de pertenecer a un grupo. Este es un orgullo mas autentico, positivo y emocionalmente sano. El segundo incluye un aspecto negativo, ya que está relacionado a una forma exagerada de autoestima y se basa en un valor relacionado a un estatus personal y social, mas que personal.

Este tipo de orgullo normalmente se fundamenta en exageraciones y muchas veces en falsedades. Generalmente, se manifiesta en forma de arrogancia, y la persona no tiene idea de cómo su conducta impacta a otros en situaciones sociales, o simplemente no le importa. Con frecuencia, los evitamos en nuestras relaciones interpersonales. A este tipo de orgullo también se le denomina soberbia.

Sentirnos orgullosos después de haber alcanzado exitosamente una meta es algo que una gran mayoría de nosotros hemos vivido en alguna faceta de nuestras vidas, y su experiencia se siente como una emoción positiva. El orgullo positivo es una emoción placentera que resulta de una buena autoevaluación debido a que se relaciona con el logro de algún objetivo personal, por ejemplo, recibir un diploma o certificado después de terminar un programa académico, casarnos con la persona ideal, tener un hijo, comprar nuestra primera casa, recibir un reconocimiento en nuestro trabajo por nuestra dedicación y creatividad. Pero el orgullo también puede tener un lado negativo e improductivo. Una sensación de que somos mejores que otros nos hace rechazar ayuda cuando realmente la necesitamos, o nos previene en reconocer que cometimos un error. En el caso de soberbia, el orgullo excesivo puede ser destructivo.

La soberbia es una actitud y es parte del carácter de un individuo. Aunque existen muchos casos en donde una persona realmente ha destacado y vale lo que presume, también existen situaciones en que el amor propio de una persona soberbia se ubica arriba de su valor, de ahí que se le considera como un orgullo falso. Este centrarse en sí mismo en demasía no permite la virtud de la humildad, y la persona tiende a la prepotencia y la jactancia, lo cual le hace sentirse mejor o superior a los demás.

Una persona soberbia puede ser altanera y con aire de grandeza. Es muy sensible a la crítica y detesta ser ignorada o pasar desapercibida. Por lo general, tiene problemas en sus relaciones interpersonales porque espera admiración y ser el centro de atención. En grado extremo o nivel patológico, esta persona recibe con frecuencia el diagnóstico de personalidad narcisista. En estos casos, el individuo carece de capacidad de empatía, cree que es especial y único, por lo tanto, debe ser admirado, y su funcionamiento social generalmente es problemático.

La Dra. Jessica Tracy, profesora de psicología en la Universidad de Columbia en Canadá, ha investigado sobre el orgullo, y afirma en su libro Take Pride (2016), que es una emoción humana que nos motiva a perseguir logros y éxito. Agrega que el orgullo es una razón principal por nuestra necesidad de aprender, descubrir y trabajar duro para lograr lo que la sociedad espera de una persona bondadosa y exitosa. Muchas veces, este orgullo nos empuja a sacrificar actividades placenteras para hacer cosas que permitirá sentirnos bien sobre nosotros mismos. De ahí que el deseo de experimentar orgullo refleja una mentalidad positiva, y nos guía a ser las personas que queremos ser.

Todos poseemos fuerzas y debilidades, y es saludable que estemos orgullosos por nuestras cualidades, logros y éxitos, siempre y cuando nos las anunciemos con la intención de mostrar superioridad sobre otros, como en el caso de las personas soberbias o con orgullo negativo. Fomentar y desarrollar orgullo positivo siempre vale la pena particularmente hacia aquellos con quien convivimos y estimamos. Gracias por su interés en este articulo.

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