DESPIDEN
Fieles laguneros abarrotan la Catedral de Guadalupe, para brindar el último adiós a su pastor, monseñor José Fortunato Álvarez Valdez, segundo obispo de la Diócesis de Gómez Palacio, quién desde su llegada logró no sólo la aceptación sino el cariño y la fidelidad de su gente.
Luego de toda una noche de velación en el mismo recinto, la feligresía se volvió a reunir para la misa exequial e inhumación a cargo del arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado.
Fue tanta la participación de la feligresía en las exequias e inhumación, que no fue suficiente el espacio de la catedral; a los costados se instalaron sillas y pantallas para que pudieran ver la ceremonia; pero aún así muchos quedaron fuera y presenciaron desde el exterior.
"Esta fue una celebración de esperanza y alegría pero también de mucha tristeza, donde un hermano se adelanta en el camino", comentó el líder de la Arquidiócesis de Durango.
Destacó que en este caso se lamenta más la partida del obispo, al ser una persona joven y que todavía tenía mucho por hacer al servicio de la iglesia.
Tanto monseñor Fernández Hurtado como la familia de José Fortunato, pudieron evidenciar que la gente de esta región en tan poco tiempo lo quiso mucho, ya que entregó su vida por esta Diócesis y su pueblo, "se lo ganó el a pulso, entregando su vida por los demás", comentó el arzobispo.
Por su parte, uno de los hermanos del señor obispo de Gómez Palacio, dirigió al término de la ceremonia un mensaje, en el cual, constató que José Fortunato agradecía que fue consagrado y sacado del pueblo para el pueblo; el hecho de haber dejado su Diócesis de origen nunca lo lamentó, ya que siempre se sintió agradecido de que el Señor lo eligiera como pastor de ésta, por ello deseaba permanecer con su gente durante su descanso eterno.
La despedida fue emotiva, entre aplausos, lágrimas y porras, con sentimientos encontrados entre todos los presentes. Los fieles se le entregaron a José Fortunato con amor, admiración, confianza y respeto.
Fraternidad
Lo acompañaron Julio Carrillo Gaucín, vicario y ahora administrador diocesano, así como un total de 102 sacerdotes de esta Diócesis, de la de ciudad de Torreón y de Mexicali.
Fotos: Ernesto Ramírez
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