En Japón quieren tener más mujeres trabajando en la industria de la construcción, el sector está enfrentando una severa crisis de falta de trabajadores, alguien dijo que los esfuerzos de reclutamiento del gobierno de oídos sordos, no podrá resolver problemas serios al respecto.
Hace veinte años, Maho Nishioka, una ingeniera japonesa, se presentó a su nuevo trabajo como supervisora en la construcción. Los trabajadores japoneses se negaban a hablar con ella e ignoraban sus instrucciones. En una ocasión, a pesar de ser la única ingeniera en sitio calificada para ese trabajo, un japonés enojado detuvo el trabajo de Maho, quien inspeccionaba una viga de concreto, le gritó y le preguntó de forma grosera por qué una mujer estaba haciendo ese trabajo.
En este país en donde las mujeres son subempleadas y subpagadas, la industria de la construcción se ha caracterizado por ser una de las más opositoras a la integración de las mujeres. Sin embargo, veinte años después del episodio de Maho, debido a la baja tasa de nacimientos y a la oposición del gobierno de abrir sus fronteras a los migrantes ha provocado la más severa crisis en la historia de Japón por la falta de trabajadores.
Respecto a este problema, tanto la industria de la construcción como el gobierno ven a las mujeres japonesas como la posible solución.
Con una intensa campaña publicitaria el gobierno está tratando de duplicar en el corto plazo el número de mujeres trabajadoras en la construcción. Hasta la fecha, el gobierno se ha quedado corto. El aumento en la participación femenina ha sido muy ligero por dos de las barreras que impiden su crecimiento: largas jornadas de trabajo y relativamente bajos salarios.
Como parte de la campaña, el gobierno japonés creó una página web de color rosa, tratando de ganar el interés de las mujeres en varios puestos dentro de la construcción. Para promover mujeres soldadoras, por ejemplo, la página se liga con una caricatura que muestra a una mujer con casco rosa y con un corazón rosa en la careta de soldar.
También se les proporciona a las mujeres un excusado portátil y un vestidor, pero a los hombres no les gusta que éstos sean de color rosa y adornados con flores. La Sra. Nishioka, quien hoy está a cargo de la oficina promotora de la diversidad en el departamento de recursos humanos de la empresa Shimizu Corporation -una de las empresas más fuertes en el ramo de la construcción japonés-, opina que "El gobierno debe simplificar la manera de persuadir a las mujeres para trabajar en la construcción de manera que sea más fácil trabajar juntos, hombres y mujeres".
El gobierno no ha perdido la brújula, están haciendo esfuerzos adicionales, tales como premiar proyectos constructivos de empresas constructoras que den empleo a un número alto de mujeres, contratar consultores para promover que los ejecutivos de las empresas le den empleo a más mujeres y también están dando seguimiento a las mujeres que ya trabajan en el sector para identificar los retos y hacerles frente de manera apropiada. El oficial dijo: "Continuaremos mejorando las condiciones de trabajo de las mujeres, para hacer más fácil su inclusión".
El Primer Ministro Shinzo Abe ha tratado de reforzar la participación de la mujer en el trabajo a través de un esfuerzo llamado "Womenomics", el cual fomenta que las empresas promuevan la diversidad y la promoción de mujeres a puestos gerenciales.
Sin duda, muchas más mujeres que nunca se están integrando a la fuerza de trabajo japonesa, la cual hoy tiene una participación más alta que los Estadios Unidos.
En Japón, más de tres cuartas partes de las mujeres en edad de trabajar, ya están en la fuerza de trabajo. Pero los esfuerzos en la industria de la construcción muestran lo difícil que es integrar a las mujeres en la economía de manera más amplia. Pero en cuatro años tratando de alcanzar 200 mil mujeres integradas a la industria, sólo se ha logrado la séptima parte.
La industria de la construcción japonesa se sigue negando a la idea de integrar mujeres al trabajo de campo. Todavía hay muchos hombres que no quieren recibir ordenes de una mujer en su trabajo. Junko Kumorita, directora ejecutiva de una pequeña empresa constructora del sur de Japón dijo que "Recientemente, una de sus supervisoras fue llamada histérica por sus subordinados por el hecho de pedirles que terminaran su trabajo a tiempo".
Los salarios son también una barrera. A pesar de la falta de trabajadores en la construcción, los trabajadores de este sector ganan 25% menos que los trabajadores de otras industrias. Las mujeres en la construcción ganan 30% menos que sus contrapartes varones.
Uno de los más grandes retos es la jornada larga de trabajo, irregular y con la necesidad de trabajar los fines de semana. Las empresas de construcción grandes ya suministran guarderías subsidiadas, horarios de trabajo flexibles y más cortos y permiten a las madres la ausencia alimentaria para atender al bebé.
Yuko Nakamura, con 25 años de edad, es supervisora de estructuras desde hace tres años, dice que "La construcción es un sector para machos, pero cada vez más mujeres se están integrando, siempre soñé con ser una de ellas".
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