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CONTEXTO LAGUNERO

LONGEVIDAD Y LIBERTAD

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Propone un cambio radical en la dieta para evitar el envejecimiento precoz y la aparición de enfermedades. Es Valter Longo (51años de edad), director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California, llamado por los medios el "gurú" de la longevidad. Valter ha realizado muchos estudios basados en muestras representativas de personas que han rebasado los 100 años. Sus estudios se centran en cómo vivir más tiempo manteniendo una buena calidad de vida.

Una mala dieta se asocia con la obesidad y es un factor clave en enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y en la incidencia del cáncer. En los últimos 100 años, cualquier intento de alargar la vida de los animales se basó en la nutrición, la alimentación y la longevidad tienen una relación muy estrecha. No se puede hacer nada para cambiar la genética, pocas personas nacen con super genes, el resto de los mortales tenemos que hacer lo que podamos para vivir saludables por más tiempo, la dieta es un factor que afecta la actividad de los genes.

Los azúcares, las proteínas y los aminoácidos influyen en los genes y en la vía metabólica y por ello se les llama "aceleradores del envejecimiento". Según Valter, en lugar de hacer una dieta variada a interpretación de cada uno, realmente hay que llevar una dieta muy concreta y estricta si el objetivo es hacer que nuestros genes no nos hagan envejecer tan rápidamente.

La mayoría de las personas quieren vivir una vida larga, muchos investigadores buscan terapias antienvejecimiento y no dudan en ser ellos mismos sus propios conejillos de indias. El propio Valter realiza ayunos de varios días. Otros científicos toman metformina -medicamento para la diabetes-, con la creencia de que protege del deterioro a las células. El bioquímico Charles Brenner, director de la Iniciativa de Obesidad de la Universidad de Iowa, toma leche con altas dosis de nicotinamida, regenerador de células que mejora la función para quemar las grasas y que puede ser una defensa contra el envejecimiento.

Sin embargo, muchos expertos en longevidad no vivieron una vida larga, en la práctica no se les dio el efecto esperado de lo que predicaban y practicaban. En la década de los 30, el nutriólogo estadounidense Clive McCay alimentó a sus ratas de laboratorio con una dieta baja en calorías que las mantuvo súper delgadas y saludables, dos de ellas tenían el equivalente a 130 años. El mismo McCay comía pequeñas cantidades de comida de su propia granja y se mantenía delgado y en buena condición física. Sufrió dos derrames cerebrales y murió a los 69 años.

Euell Gibbons, entusiasta de la naturaleza y la vida silvestre, promovía una dieta basada en plantas mucho antes de que esto se pusiera de moda, murió a los 64 años de un aneurisma aórtico -ensanchamiento anormal de la arteria aorta-. Adelle Davis, nutricionista y escritora estadounidense quién advirtió sobre alimentos refinados como el pan blanco, murió de cáncer a los 70 años. Nathan Pritikin, ingeniero estadounidense, nutricionista e investigador sobre longevidad y que recomendaba ampliamente las dietas bajas en grasa, murió a los 69 años, casi la misma edad que Robert Atkins (73 años), físico y cardiólogo estadounidense, quien creía en el régimen alimenticio opuesto al de Nathan.

En el otro extremo, Hansa Bergwall, publirrelacionista estadounidense, fundador de la aplicación WeCroak -que invita a los usuarios a encontrar la felicidad mediante la contemplación de su propia mortalidad- dice que, si estamos condenados a morir algún día, deberíamos acoger lo inevitable.

Quien se inscribe en la aplicación WeCroak, recibe todos los días, de manera aleatoria, cinco frases sobre la muerte -algunas sombrías y otras alentadoras-, para hacer un alto en nuestra vida diaria reflexionando acerca de nuestra muerte. Lo anterior se basa en la creencia budista de que para que una persona sea feliz, debe meditar acerca de su muerte al menos cinco veces al día. Karen Rosenberg, de 50 años, reclutadora corporativa de personal en Miami, encuentra liberadoras las cinco alertas diarias de WeCroak.

Por otra parte, David Goodall, científico australiano de 104 años, viajó recientemente a Suiza para su suicidio asistido, práctica legal en este país. David lamentaba tener que dejar Australia para morir, decía: "He vivido una vida bastante buena hasta hace muy poco. El último año ha sido menos satisfactorio porque he dejado de poder hacer ciertas cosas. Trabajó hasta el 2016 como asociado honorario de investigación en la Universidad Edith Cowan en Perth, tomando dos camiones y un tren, cuatro días a la semana.

"Uno debe tener la libertad de utilizar el resto de su vida a su elección, si uno elige quitarse la vida, entonces es lo justo. No creo que alguien más debería interferir", dijo David Goodall antes de morir.

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Escrito en: Juan Manuel González

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