A pesar de que muchas empresas invierten mucho en el desarrollo de líderes, los malos jefes siguen siendo abundantes en el mundo de los negocios. Más del 56% de los empleados se quejan de su jefe y dicen que éste representa la parte más estresante de su trabajo diario.
Recientemente la Organización Gallup encontró que uno de cada dos empleados ha cambiado de trabajo para alejarse de su jefe. Sin embargo, La gente permanece en su trabajo con jefes que no son de su agrado, por muchas razones, las más frecuentes son: a) Ya no tengo energía para buscar otro trabajo. b) No me voy porque, aunque mi jefe no me gusta, me agradan mi trabajo y mis compañeros. c) Necesito el sueldo que recibo y me tengo que aguantar. d) No puedo conseguir un mejor trabajo. e) No quiero perder las prestaciones que tengo en esta empresa. f) Ya he invertido mucho tiempo en esta empresa y no quiero empezar de nuevo en otra empresa. g) Me pagan muy bien, por eso no me voy. h) No tengo los conocimientos y habilidades para un trabajo diferente. i) Tengo la esperanza de que las cosas mejoren.
Las razones anteriores por lo general son el resultado de la psicología dinámica básica, las personas que enfrentan situaciones extremas de estrés por largos períodos de tiempo, sufren de agotamiento emocional y no tienen la energía y el coraje suficientes para buscar una nueva y mejor situación.
Es muy difícil renunciar al trabajo y buscar otro cuando uno se siente sin ánimo para hacerlo, además, el agotamiento emocional le quita a la gente la habilidad para visualizarse en una mejor situación y la desesperanza permanece intacta.
La resistencia al rechazo es otro proceso psicológico que hace que la gente permanezca en su trabajo a pesar de un mal jefe. Tendemos a esforzarnos en mantener lo que nos ha costado mucho esfuerzo lograr. En el trabajo esto puede ser el sueldo, el estatus, la estabilidad, la antigüedad en el puesto, las relaciones sociales y otros beneficios que se acumulan con los años.
Las investigaciones indican que la gente permanece en trabajos que considera tóxicos por que se sienten comprometidos por tener un trabajo de alto significado, se quedan en su trabajo a pesar de considerar que tienen un jefe que no les da el trato que merecen. También permanecen porque esperan que el jefe cambie su forma de ser, que la empresa tome alguna acción al respecto o que las cosas mejorarán de algún modo.
Por otra parte, estudios efectuados en Suecia indican que las personas que trabajan con jefes tóxicos tienen 60% más posibilidades de sufrir enfermedades cardíacas, son más susceptibles al estrés crónico, la depresión y la ansiedad, lo que también trae como consecuencia una baja en el sistema inmunológico. Otros estudios muestran que se requiere de 20 a 22 meses para recuperarse física y emocionalmente de la influencia de un jefe tóxico. Si nos da miedo el pensar en renunciar al trabajo, la realidad es que, permanecer en un trabajo con un jefe tóxico trae peores consecuencias.
Los malos jefes deben ser tomados en serio. Si el renunciar al trabajo no es una solución inmediata, se puede mitigar el daño potencial de tener un jefe tóxico, las estrategias dependen del tipo de jefe del que se trate, narcisista, abusivo, grosero, etc.
No lo retroalimentes con información de c´ómo debería ser, eso no funcionará, por lo general estos jefes no están abiertos a escuchar acerca de sus fallas. Hazle solicitudes específicas para lograr los recursos y el soporte que necesitas para hacer mejor tu trabajo y explícale de manera racional cómo esto puede ayudar a la empresa y a todos. Trata de tener esta conversación cuando tu jefe esté calmado y abierto para escuchar.
Rodéate de personas que te apoyen y te ayuden. Fuera del trabajo, socializa, esto reduce el estrés. Acude con un coach, un terapista o un entrenador profesional. Haz ejercicio y duerme lo suficiente, participa en actividades fuera del trabajo que te den satisfacción y alegría. No te sientas mal por el trato que tu jefe tóxico te da, recuerda que "Nadie puede hacerte sentir mal sin tu consentimiento", a final de cuentas, tu no eres el problema, sino tu jefe tóxico.
Explora otras oportunidades dentro de tu misma empresa, investiga lo que se requiere para que te consideren candidato en otros puestos. También considera tratar tu caso con el personal de recursos humanos, ellos pueden haber ayudado a otros en la misma situación y te pueden ofrecer otras alternativas.
Tienes que estar listo para reconocer cuando el renunciar a tu trabajo es la mejor solución. Hay señales inequívocas de cuando esto sucede: te da pavor ir a tu trabajo cada día; te sientes inseguro en tu trabajo física y mentalmente; pasas más tiempo pensando en tu jefe tóxico que en tu propio trabajo, el estrés del trabajo se refleja en el resto de tu vida; tu autoestima está por los suelos. Tiempo de renunciar, ¡Al toro por los cuernos!