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Con el paso del tiempo nos parecemos mucho a las personas que nos rodean, coincidir en gustos ideas y proyectos hace que los miembros de un grupo se parezcan entre si cuando conviven con frecuencia. En el mundo de los negocios se le llama cultura empresarial, las personas que trabajan en una empresa tienden a tener comportamientos y actitudes muy parecidos, y comparten la misma filosofía.

El sentido de pertenencia de quienes forman parte de una empresa con cultura empresarial los hace que sean sus propios censores. Las normas del grupo son muy parecidas a la ley de la gravedad, si se violan, la presión que ejercerán los demás sobre quien se salió del carril, no se dejará esperar.

Hay empresas con una cultura de adicción al trabajo. La cultura de la empresa puede ser muy poderosa en ese sentido. Si usted trabaja en una empresa en la que para todos los empleados es normal trabajar desde muy temprano hasta muy tarde todos los días, le va a ser muy difícil a usted trabajar menos horas que los demás porque de hacerlo, usted estaría demostrando que no pertenece al grupo por violar sus normas culturales.

Lo mismo sucede en casi todas las empresas respecto a los mandos medios y directivos de más nivel que leen revistas o libros sobre negocios durante sus horas de trabajo. Todos piensan que debería estar trabajando en lugar de estar "perdiendo" el tiempo tratando de prepararse mejor.

En una empresa de Monterrey había un gerente que era muy criticado por sus iguales porque se marchaba de la oficina a las seis de la tarde en lugar de a las siete y media, como lo hacían los demás, a pesar de que su trabajo y resultados eran magníficos y no sólo cumplía los objetivos, los superaba.Los demás gerentes, en lugar de considerar que estaba trabajando con inteligencia y mucha eficiencia, lo consideraban como traidor por irse a casa a una hora muy razonable.

Los grupos con los que usted convive influyen en usted de manera sobresaliente de forma automática y profunda. Según el libro The Art of Exceptional Living, somos la media de las cinco personas con las que pasamos la mayor parte del tiempo; los valores y la conducta de las personas con quienes nos relacionamos a diario influyen de manera notable para que adoptemos los mismos valores y conductas.

Por lo tanto, las coincidencias pueden ser de mucha utilidad si elegimos de manera consciente a las personas que frecuentaremos más porque queremos parecernos a ellas. Por ejemplo, si quiere usted ser menos tímido y más aventado, frecuentar a personas con una vida social muy activa y frecuentar a personas audaces y temerarias, indefectiblemente influirán en su comportamiento.

Obviamente usted no adquirirá el don de gentes de un día para otro, pero sí iniciará a practicar las normas y conductas de las personas con las que pasa más tiempo. Esta situación se presenta en todo. Si usted quiere volverse vegetariano, salga y conviva con mucha gente vegetariana. Si emplea este recurso de manera consciente, se beneficiará de las coincidencias y logrará que sus hábitos cambien muy rápido.

Hacer a un lado a grupos de personas o individuos con los que usted no tiene nada en común a veces es doloroso, pero es necesario para madurar y para mejorar. Hay muchas personas que quieren dejar de tomar o dejar de fumar y les cuesta muchísimo trabajo porque entre sus conocidos que más frecuenta, muchos de ellos fuman o beben o ambas cosas.

Para quien quiere dejar de fumar o tomar, antes de comer o cenar, es un acontecimiento social importante y si los amigos lo esperan, es todavía más tentador. Para conseguir cambiar de verdad, es necesario abandonar al grupo y buscar otro que si nos brinde apoyo.

Darnos cuenta de lo poderosas que son las coincidencias, nos permite utilizarlas en beneficio propio. Si el círculo de personas que le rodean no ayuda para que usted consiga sus objetivos, cambie de círculo.