Peter Drucker, padre de la teoría moderna de la gestión empresarial decía: "La gestión empresarial consiste en hacer bien las cosas; el liderazgo es hacer lo correcto". El aula de una escuela no garantiza que podemos aprender a ser profesionales competentes de la gestión empresarial. Donde se aprende mejor, es trabajando. Sin embargo, debemos recordar que no hay nada más práctico que una buena teoría, pero la gestión empresarial competente, se aprende en la práctica, con mentores reales y virtuales.
Los mentores reales son los propios jefes, los compañeros de trabajo, los amigos competentes e incluso la competencia. Los mentores virtuales son los libros y revistas especializados y los seminarios y talleres de gestión en donde los asistentes ocupan posiciones similares y el intercambio de experiencias y vivencias es ideal.
Esencialmente, la gestión empresarial consiste en organizar y coordinar a un grupo de personas para lograr objetivos específicos teniendo en cuenta la volatilidad, la incertidumbre, la falta de estructura y la confusión del mundo empresarial actual. Es muy parecido a navegar en un barco bajo una fuerte tormenta: lo único que podemos hacer es mover el timón hacia un lado o hacia otro, pero se necesita tener experiencia y habilidad para hacerlo bien.
Como en todo, en la gestión empresarial hay algunos principios básicos:
Reclutar personas capaces de lograr lo que se proponen, con rapidez y con la más alta calidad. En ese grupo de personas habrá algunas mejores que otras para realizar ciertas tareas y, además, será necesario tiempo y recursos para contratar al mejor equipo para el trabajo. La otra opción es crear el propio equipo, crear a las personas más capaces, pero esto toma más tiempo. El equipo no debe ser muy grande, de lo contrario, la comunicación se dificultará. Los equipos pequeños, de seis a ocho personas, son los mejores.
La comunicación debe ser clara y sencilla y debe definir con claridad las responsabilidades de cada miembro y la situación en la que se encuentran. Cada miembro del equipo debe conocer el objetivo, la razón que justifica su importancia y las fases específicas del proyecto que están bajo su responsabilidad.
A los miembros del equipo se les debe tratar con reconocimiento, amabilidad y respeto. Con ello se sentirán valorados y reconocerán al jefe como líder y director. Entre más apoyo mutuo en el equipo, mayor será el espíritu de clan y habrá más cohesión.
Un buen entorno ayuda mucho para que todos sean muy productivos, sobre todo si el jefe deja que los miembros del equipo hagan su trabajo. El mejor equipo de personas, con las mejores herramientas de trabajo y en un entorno propicio, le saca mayor partido a todo.
Para asegurar que la energía del equipo se aproveche al máximo, se debe proteger al equipo de cualquier distracción posible, se les debe apartar de la burocracia -sin perder el orden- y se deben evitar las reuniones innecesarias.
Los planes de trabajo deben ser agresivos, pero se debe estar conscientes que, por la incertidumbre, el plan inicial puede estar incompleto y poco preciso en algunos aspectos fundamentales. El plan original se debe ir actualizando a medida que vaya avanzando.
Si durante el desarrollo del proyecto o del plan de trabajo, lo que estamos haciendo no esta funcionando, debemos cambiar de estrategia. No debemos olvidar que siempre se aprende a lo largo del desarrollo de un proyecto, aprender siempre es necesario. No hay plan inicial perfecto al ciento por ciento.
La gestión empresarial efectiva, incluye aprender en todos los planes y eso significa estar haciendo ajustes continuos. Mida los resultados a través de un conjunto de indicadores clave de la actuación de cada uno de los miembros. Si los resultados no son los esperados, cambie de estrategia.
La gestión empresarial es simple, pero no simplista.
