Las personas altamente confiadas en que tendrán éxito, confían en un lugar seguro en donde todos apoyan sus esfuerzos para alcanzar su éxito. Por el contrario, las personas que menos confían en alcanzar el éxito son aquellas que piensan que viven en un mundo en el cual es muy difícil ser exitoso. Ambos tipos de personas viven en mundos totalmente distintos. Pero la diferencia importante no es el mundo en sí mismo, la diferencia se centra en cómo ven ellos el mundo.
La persona confiable construye su realidad independientemente del mundo que le rodea, una realidad en la cual sabe que el éxito es posible porque pone especial atención en las personas que son exitosas y ha estudiado con mucha atención lo que hicieron para llegar al éxito. Mientras tanto, aquellos con poca confianza en ellos mismos, ponen mayor atención en aquellas personas que han fallado en sus intentos y en todos los obstáculos que enfrentaron y que los hicieron fallar. Es como cuando dos personas caminan juntas en una calle sumamente transitada de una ciudad, una viendo hacia el frente y la otra viendo hacia la banqueta. La realidad de la ciudad es la misma, pero la vista es muy diferente.
El Primer Ministro Wiston Churchill, quien lideró Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial es considerado por muchos expertos como quizá el mejor ejemplo de una persona que condujo su vida usando todas sus habilidades. Churchill no sólo condujo un gobierno muy bien, bajo las más difíciles circunstancias, también se involucró en otras actividades como el estudio constante, la pintura, fue escritor y también fue jefe de familia.
A pesar de todo, una vez que fueron firmados los tratados para finalizar las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill fue retirado como Primer Ministro y dejó su oficina contrariado y humillado. Bajo cualquier punto de vista, Churchill logró mucho como para ser considerado un hombre exitoso.
En una investigación realizada en 1995 en hombres de clase media con preparación educativa similar, se encontró que tenían puntos de vista altamente divergentes sobre lo difícil que es lograr éxito económico. A pesar del hecho de que esas personas experimentaron retos económicos y sociales muy similares, algunos consideraban que el mundo actuaba en su contra, mientras que otros consideraban que el mundo les ofrecía muchas oportunidades. Entre más optimistas fueran más satisfechos se sentían respecto a su trabajo y respecto a su confianza en el éxito futuro.
La vida es muy distinta cuando la vivimos con autoconfianza y con confianza en nuestras transacciones acciones en el trabajo y los negocios, y también en nuestras relaciones sociales y familiares. La confianza en uno mismo se construye, cada quien se construye la suya y conviene saber cómo se logra. En todas partes, las personas que proyectan confianza en sí mismas, son muy notorias y por lo general la gente las ve como líderes, como referentes y como personas con la capacidad de realizar algo con éxito.
La receta no es tan complicada. Igual que cómo lo hizo Winston Churchill, saca el mayor provecho de tus puntos fuertes y tus mayores talentos. Júntate con los buenos, rodéate de gente positiva, que te de ánimo y te apoye a lograr tus objetivos, pero que al mismo tiempo sean objetivos y sinceros. Aleja de tu vida a las personas negativas y tóxicas, no importa si son jefes, amigos, pareja, familia.
Toma el ejemplo de las personas que admires. Búscalos, habla con ellos, investiga las dificultades que tuvieron que afrontar antes de que llegaran hasta donde están. Aprende de tus fracasos revisa qué fue lo que los propició y procura no volver a cometerlos
Ten sentido del humor, ríete de ti mismo -pues nadie es perfecto, todos podemos tener situaciones bochornosas o cometer errores-. Aprende a hablar en público, esto es de lo que más refuerza la confianza en uno mismo. Mantente informado, estudia siempre, sin importar que sean temas afines a tus creencias o gustos. Ser plural, incluyente, te llevará por distintos caminos y te abrirá muchas puertas.
Sueña, ponle acción a tus sueños y no dejes tus ambiciones. Que no te importe lo que otros piensen, sólo es pérdida de tiempo. Enfrenta tus miedos. No dejes que el miedo o la duda definan cómo llevas tu vida personal o negocio. Evalúa con regularidad lo peor que podría pasar, así como la relación riesgo-recompensa.
La relación contigo mismo es la más importante que tienes, pues de ello dependen tus lazos con los demás. El éxito depende sólo de ti.
