Arte, arte religioso y arte sacro. Cuando era aceptado que las artes eran inspiradas únicamente por entes divinos y que solo unos elegidos eran capaces de ser susceptibles a los susurros de las musas u otros seres sobrehumanos, podríamos considerar que toda creación tiene este don místico, pero aun así entraríamos al eterno pero prospero debate sobre la finalidad estética y funcional del arte, por consiguiente si es arte o no.
Pero más allá de eso, y dando prioridad a la experiencia estética entendemos como arte religioso aquel que se encuentra envuelto en la fe y el amor a lo divino, mientras que el arte sacro comparte esta característica pero está destinado a la liturgia y la catequesis. Si bien ambos tipos de expresión están estrechamente ligados, las sutiles diferencias nos permiten tener un conocimiento más profundo sobre su contexto y las circunstancias que rodearon tanto a la obra como al artista en el proceso de creación.
Cabe destacar que cada credo pone características específicas a las representaciones que pone a disposición de su feligresía, es común asociar el arte sacro principalmente al cristianismo, ya que obras de importante magnificencia fueron creadas para esos fines. En este caso la arquitectura y el diseño unieron fuerzas para crear espacios que mediante la experiencia estética llevaran o propiciaran en las personas una experiencia espiritual, lo cual sería una excelsa aplicación.
En la región actualmente contamos con una visita que aborda -quizá de una manera más didáctica- este tema. La réplica de la Capilla Sixtina, que se encuentra en el Palacio Apostólico en el Vaticano. Al tratarse de una réplica quiere decir que es exactamente igual a la original; dimensiones y diseño podríamos mencionar.
Esta joya del arte es sin duda una expresión de la técnica depurada en distintas expresiones del arte tales como la escultura, pintura y arquitectura.
Al ser una capilla sus medidas no son descomunales, como se esperaría de una nave principal en una iglesia, pero los techos altos dan la sensación de amplitud y pequeñez de la persona, algo adecuado para resaltar la grandilocuencia del poder divino. Sin embargo hay algo que hace que estas estrechas dimensiones se abran a espacios donde los pasajes bíblicos toman parte del espacio -real- de quien entra en la capilla.
Pala lograr tal efecto se empleó un refinado uso de la perspectiva, tanto en el techo es posible apreciar figura humana en posiciones bastante complejas que parecen flotar grácilmente hacia el espacio interior de la escena representada. Las paredes también cuentan con frescos que abren espacios con personajes que se imponen ante un público que ve imágenes por todos lados, pero ante esa situación el uso de tecnologías tanto lumínicas como audiovisuales permiten tener una idea clara de que sucede sobre el muro. Ejemplo de ello es la explicación del freso que se encuentra sobre el muro detrás del altar, mientras señalan con luz una parte de la imagen se puede escuchar los detalles para comprender en su totalidad lo que se está viendo y apreciar los detalles que hacen de esta obra algo complejo pero sublime.
Como experiencia, la visita a la réplica es breve ya que en ella están tantos espacios cubiertos de algo que ver, algo que percibir y después algo en que quedarse pensando.