En días pasados se llevó a cabo la inauguración de la muestra titulada "La vida inmóvil" en el Museo Arocena. En la cual, antes de cortar el listón inaugural consideró una charla sobre el contexto del tema de naturaleza muerta -en sus tres vertientes en Europa- como germinador de un género que pese a ser considerado menor; por carecer de figura humana en como principal elemento o de un tema heroico pero que monetariamente tenía un gran peso para los artistas que fácilmente podían vender este tipo de obras a la burguesía emergente.
Dicha ponencia fue presentada por la directora del Museo Nacional de Arte (MUNAL), la Dra. Sara Gabriela Baz. Quien brindó las características típicas de este género artístico y resalto como cada una de las corrientes que se diversificaron dieron matices propios a esta forma de pintura.
Por ejemplo; en la tradición Italiana el color y la disposición de elementos recuerda a los banquetes de Dionisio en los cuales el vino y el pan son figuras principales, también la escuela aportó la variedad de alimentos -que en algunos casos- fueron llevados a la Nueva España y adoptados por la cultura naciente. Y la tradición del Norte de Europa donde los vanitas representan la filosofía existencial hecha pintura.
Si bien las piezas que componen una naturaleza muerta básicamente son flores, frutos y enceres usuales en la cocinas, además de algunas pertenencias personales que dan la sensación melancólica y de que la vida es solo un soplo con respecto a la aparente eternidad del tiempo de la Tierra.
Pero todo esto que ocurrió del otro lado del océano, con el paso del tiempo migró y en los territorios americanos tomó una nueva forma. Todo lo que vino de Europa se mezcló con la tradición que aún permanecía en la población. De esta manera en la escuela que se desarrolló en México surgen elementos que recrean desde un punto de vista propio todo un recorrido histórico, artístico y hasta geográfico.
Entonces, tenemos como resultado un arte propio que mezcla cultura nativa con recuerdos de la tradición académica. Y es precisamente eso lo que puede apreciarse en la muestra que se encuentra en el museo. El preciso mencionar que al tener en cuenta este preámbulo resulta más sencillo apreciar las características que resaltan como elementos identitarios. El color y las formas son parte fundamental, pero en un marco tan variado como lo es la muestra es posible encontrar realismo y figuración así como abstracciones que tienen en común la referencia de una cultura hecha de muchas y variadas partes.
Por ello encontramos dentro de la muestra artistas cuyas técnicas predominan la pintura como Tamayo o Montenegro o en la fotografía como Tina Modotti.
Invitar a ver la muestra es también invitar a adentrarse en lo íntimo de las casas pues es literalmente ir hasta la cocina o acompañar al mercado y ver la dinámica de lo cotidiano en escenas que al estar inmóviles parecer detener el tiempo que hoy vemos como imágenes pintorescas pero que en realidad en su momento retrataron fielmente un instante real y del día a día.