La escena de varias películas en la cual se ve al artista -escritor o pintor usualmente- frente a su material de trabajo a punto de comenzar su tarea artística, es el momento de mayor expectación cuando comienza la creación de la gran pieza. Pero, ¿Qué ocurre? Precisamente eso, nada ocurre. La obra no comienza a gestarse.
Quizá maximizando la situación este cuadro nos introduce a un punto común que sucede con los artistas tanto noveles como aquellos que ya tiene una carrera forjada. Unos lo llaman "El síndrome de la hoja en blanco" pero no es exclusivo de quienes escriben, comenzar una obra desde cero y darse cuenta de que no se sabe cómo o por donde, puede suponer un momento de gran angustia. Dejando de lado la escena inicial el núcleo de realidad que contiene es actual y tangible, sucede no solo con artistas, pero en su caso ha sido estudiado y corroborado su presencia. Sin embargo, esto mantiene un halo fantasioso que complica su observación e intervención, pero que en cierto grado promueve un prejuicio, al respecto.
Primero es poco común que una obra surja de la nada, el proceso creativo no inicia al poner el papel sobre la mesa o la tela sobre el lienzo. Eso, prácticamente la parte final cuando el trabajo intelectual ha sido terminado casi en su totalidad. Si bien hay excepciones, tratando a la generalidad para ajustarse a los estudios realizados, esta es la forma en que sucede. Segundo, existe la creencia popular sobre la inestabilidad emocional de los artistas. Lo cual implica un sesgo sobre la percepción de la forma en que ocurre este fenómeno. Si bien la información al respecto no es suficiente para considerar verídico un puente entre las artes y los desajustes emocionales, por el contrario cada vez es mayor el acuerdo sobre como las artes subliman esos pasajes que aún se encuentran sin procesar.
Sin embargo el punto focal es ¿Qué hacer cuando no se sabe cómo afrontar una obra? Si bien no hay una serie de pasos que indique que hacer, hay un dicho que reza "que la inspiración te agarre trabajando" puede sonar forzado, pero si se considera que la creatividad toma elemento de aquí y de allá combinándolos y reventándolos, tiene sentido. Y no es ponerse a hacer lo mismo una y otra vez, más bien refiere al trabajo que implica la mejora de la técnica, generar opciones y de ahí partir a lo que se pretende. El trabajar con opciones es la llave de la creatividad si bien algunas se desecharan de otras puede surgir el camino que lleve a la creación de una obra trascedente tanto para el autor como para la sociedad.
La filosofía Zen propone algo similar: "dejar las manos abiertas para que pase toda la arena del desierto y no cerradas para atrapar solo un puñado" haciendo énfasis en estar abierto a las opciones, el dejar fluir porque de esa manera se nutre el artista. En la creación y recreación de su ser.
Si bien cada artista tiene un proceso único; el temor a lo desconocido, el inalcanzable deseo de cumplir expectativas y la poca apertura a cambios pueden propiciar que algo común, como esto se convierta en una pesadilla. Pero si un artista esta aburrido, puede hablar mediante su producción sobre el aburrimiento, si está cansado lo hará sobre el cansancio si toma eso que conoce y lo transforma, puede encontrar quienes empaticen con él y será una obra que trascienda incluso el periodo obscuro por el cual nadie se salva de pasar. Pero será cuestión de decidirse y continuar creando.